Nuevos combates estallaron ayer en el norte del Líbano entre grupos rivales, creando el temor de que el país vuelva a sumirse en la violencia en momentos en que la oposición y la mayoría tienen dificultades para formar un gobierno de unidad nacional.
Los enfrentamientos en la ciudad de Trípoli dejaron ayer un muerto, ascendiendo a ocho los fallecidos en los enfrentamientos desde el domingo, declaró un responsable de los servicios de seguridad libaneses.
Los choques enfrentan a suníes -partidarios de la mayoría apoyada por los occidentales- y alauíes (una rama del chiísmo), fieles a Hezbolá, puntal de la oposición respaldada por Siria e Irán. Más de 30 personas resultaron heridas el domingo.
Tras unas horas de calma, gracias a un acuerdo que incluía una retirada de combatientes y el despliegue del Ejército, ayer se reanudaron los combates con lanzacohetes y armas automáticas en los barrios populares de Bab al Tebbaneh y Jabal Mohsen. Mientras el Ejército tomaba posición alrededor de la zona y los civiles se escondían en los refugios, varias casas y una estación de gasolina eran presas de las llamas.
"El Ejército hace todo lo que puede, pero las partes, que habían concluido un acuerdo el domingo, no lo respetan y no se sabe exactamente quién inició los nuevos enfrentamientos", declaró un portavoz militar libanés.
No obstante, a última hora de ayer parecía imponerse de nuevo la calma en la ciudad.
Recientemente se han producido numerosos incidentes armados en el Líbano entre partidarios de la oposición y de la mayoría, en tanto que los partidos no logran formar un gobierno de unidad debido a divisiones sobre la atribución de las carteras ministeriales. Estos combates hacen temer que el país vuelva a hundirse en una violencia generalizada tras salir de una prolongada crisis política.
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