Maceo parker. saxofonista y compositor

"Ahora tenemos una oportunidad de ser innovadores y audaces"

  • El mítico saxo, escudero de James Brown, Prince o George Clinton, toca hoy en el Cervantes con una banda en la que destaca el batería Dennis Chambers

El abrasivo funk de Maceo Parker regresa hoy al festival de verano del Teatro Cervantes para celebrar su medio siglo de vitalidad incombustible sobre los escenarios.

-Toca desde que era un niño, ¿por qué empezó en la música y que le hizo tomar ese camino?

-Mi madre y mi padre eran cantantes del coro de la iglesia. Y mi padre tenía un grupo, un coro masculino y a menudo ensayaban en casa. Pero lo que realmente me introdujo a mi en la música no fue esta faceta religiosa sino la banda de mi tío, llamada Blue Notes. Mis hermanos, mis primos y yo comenzamos a tocar un montón de instrumentos y formamos un grupo al que pusimos Junior Blue Notes, ya que tratamos de imitar lo que hacían los mayores. Así que mi hermano tocaba el trombón, otro hermano tocaba la batería , mi primo tocó la trompeta y otras primas cantaron a veces. Luego se unió un amigo de la misma calle que tocaba el piano.

-Y usted tocó el saxofón

-No di clases, simplemente empecé jugando y lo que pude hacer en la banda de la escuela primaria. Yo tan sólo escuchaba. Intentaba imitar a la gente hasta que llegué a una edad en la que pude crear un estilo propio. Pero nunca tuve a nadie que me dijese "haz esto, o haz aquello", aunque tuve un director de la banda que era saxofonista. Él solo tocó y escuchó. Quería ver todo lo que podía sacar de mi, no como un estudiante, sino que sonara como un profesional. Cuando tenía 15 y 16 años, para mi lo más importante era sacar un sonido agradable.

-¿Y por qué eligió este instrumento?

-Me interesé por el saxo siendo un niño y siempre pensé que era bonito cómo el saxofonista se ponía de pie, tocaba un solo y luego volvía a atrás. Recuerdo mi primera experiencia en una banda, en un desfile de Navidad. Tendría unos seis o siete años. Yo esperaba un piano pero mi madre me dijo que tenía que ser un instrumento de marcha. Cuando vi la línea de saxofones lo tuve claro. Y tuve la suerte de ser capaz de obtener un sonido profesional, mi propio sonido, desde muy pronto. Comencé a tocar el saxofón profesionalmente en 1962. Tiene un sonido íntimo y sexy, si se toca bien.

-¿Qué influencias han marcado su música?

-Bueno, he escuchado a todo el mundo. Nuestros vecinos tenían una colección de discos y como éramos jóvenes y aún no teníamos capacidad de elegir, escuchábamos cualquier cosa. Oí todo y me gustó todo. Pero empecé a escuchar más seriamente a Ray Charles. Me gustaba mucho, tenía mucha alma y mucho sentimiento cuando cantaba. Y quise tocar el saxo con el mismo sentimiento que él le ponía. Saxofonistas como David Newman, Hank Crawford y Leroy Cooper eran un ejemplo. Entonces escuché a Stanley Turrentine, a Cannonball Adderly, a King Curtis y fueron, posiblemente, lo mejor.

-Ha tocado con James Brown, Ray Charles, George Clinton, Prince. ¿Qué aprendió de ellos?

-Me divertí tocando o grabando con todos ellos. Sabían lo que querían y les di el funky que necesitaban, por lo que todos fueron muy amables conmigo. Aunque debo confesar que Ray Charles fue y es uno de mis grandes ídolos y recuerdo todas sus actuaciones. Pero 25 años tocando con James Brown, el hombre más trabajador del mundo del espectáculo, fue como ir a la universidad. Cuando empecé a tocar con él hacíamos seis espectáculos al día en el Teatro Apolo de Nueva York. Se cerraban las cortinas y teníamos el tiempo justo de comer y cambiarnos de ropa, fue duro. Disciplina y puntualidad, creo que es lo primero que aprendí. También saber estar sobre el escenario. Si no estábamos en el autobús en cinco minutos, se iba sin ti.

-¿Qué recuerda de sus años con George Clinton?

-Clinton tenía un concepto. "Nosotros conocemos el funk y esta es nuestra manera de hacerlo". A él no le importaba qué dijeras o cómo vistieras. En ese sentido era muy diferente a Brown y me costó asumirlo, pero no cambiaría esa experiencia por nada, fue muy buena.

-¿Y cómo se sintió tocando junto a Prince?

-Fue un placer trabajar con estos músicos excepcionales. A través de sus proyectos, tuve la oportunidad de compartir grandes escenarios y grabar juntos. Nunca lo olvidaré.

-Hoy vuelve al Teatro Cervantes, ¿qué clase de espectáculo podrá ver el público? ¿Y qué espera usted de los malagueños?

-Estoy encantado de tener la oportunidad de regresar a Málaga y especialmente honrado trayendo música funky a este festival de verano en el teatro ... así que esperemos que una vez más todos mis fans vengan a celebrar una gran fiesta para recordar.

-¿Qué es el funk para usted?

-La música funky es la que se toca y disfruta cuando llega el momento de la fiesta. Tú puedes bailar cualquier música si quieres, pero cuando quieres ir de fiesta para bailar... ese papel lo tiene el funky.

-Lleva medio siglo en la música y ha cambiado mucho el panorama... Internet, la piratería, la autoproducción, ¿qué es lo mejor y lo peor de este tiempo?

-Es refrescante ser independiente, y deja espacio para pensar en nuevas formas de sacar tu música al mercado. Atrás quedaron los mecanismos rutinarios, pienso que éste es un buen momento para los artistas. Tenemos una oportunidad de ser innovadores y audaces. Pensemos en todo lo que podríamos hacer si nosotros, como colectivo, nos reuniéramos para cambiar la forma en la que la música se hace, se graba y se comparte.

-¿Prefiere vivir el presente o tiene cierta nostalgia de su juventud?

-En mi música convive el presente y el pasado pero yo no soy nostálgico, vivo y disfruto el presente y miro hacia el futuro.

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