Cultura

Atxaga se adentra en el paisaje de la memoria en 'Días de Nevada'

Entre agosto de 2007 y junio de 2008 Bernardo Atxaga vivió en Reno, invitado por la Universidad de Nevada (EEUU), con la única misión de escribir lo que deseara. Esa libertad se palpa en Días de Nevada, un libro inclasificable en el que el escritor se adentra en "el paisaje infinito de la memoria". "La memoria no es solo una operación intelectual. Todo lo que se recuerda lleva una carga de emoción", afirmó ayer Atxaga con motivo de la publicación, en Alfaguara, de su nuevo libro. La crónica, el relato, el diario y lo onírico se funden en esta obra, que es fruto de la experiencia de aquellos meses en Estados Unidos pero también del inmenso poder de evocación de un escritor con libros traducidos a más de 30 idiomas.

Atxaga fue a Nevada "por puro azar, porque se puso enferma la persona" que el Centro de Estudios Vascos de la Universidad había invitado en primer lugar, y tuvieron que "improvisar otro invitado". "Organizamos el viaje en poco tiempo (fue con su mujer y sus dos hijas), sin saber bien adónde íbamos, aunque lo interesante es que el lejano oeste es un paisaje tan nuestro como el de mi infancia".

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