Cultura

Audacia, olfato y síntesis: el periodismo según Javier Reverte

  • El escritor participó ayer en las jornadas sobre reporterismo de la Diputación

El viaje, el periodismo y la literatura comparten no sólo materia: también origen. De hecho, la distribución de información periódica estuvo durante siglos ligada al correo y el reparto de la misma corrió a cargo de verdaderos aventureros que a menudo se jugaron la vida por cruzar paisajes inhóspitos en el empeño. Las jornadas Reporteros. Cinco conferencias: Maestros del género, que se celebran desde el pasado lunes en el Centro Cultural Provincial organizadas por la Diputación provincial y la Cátedra Manuel Alcántara, dedicaron la jornada de ayer al reporterismo de viajes, y en esta materia no cabían demasiadas dudas a la hora de escoger un invitado. El escritor y periodista Javier Reverte, autor de obras fundamentales del género como Vagabundo en África, Corazón de Ulises y la última, El río de la luz, disertó a gusto sobre la cuestión en un recinto repleto y con la presentación de Antonio Méndez, director del diario Málaga Hoy .

Méndez incluyó a Reverte en la misma estirpe de Verne, London, Conrad y Melville, si bien afirmó que "se trata, ante todo, de un periodista: sus crónicas exhalan periodismo por todas partes, aunque recurra a personajes propios de novelas". Igualmente, consideró que en su obra Reverte "engaña de alguna manera el lector, en el sentido de que recurre al presente que narra para contar su propio pasado".

Reverte comenzó su intervención relatando las aventuras que sirvieron para dar a luz su último libro, El río de la luz, en el que narra su descenso del río Yukon a través de 750 kilómetros entre Alaska y Canadá durante 13 días. "Me vi allí con 65 años, grueso como estoy y después de bastante tiempo sin hacer ejercicio; cuando subí a la canoa me pregunté qué hacía allí, pero ya no había vuelta atrás". Reverte afirmó que el viaje precisa una cierta audacia, "igual que el periodismo y la literatura, porque en todos los casos se trata de hacer algo para lo que no se está preparado". El madrileño, que abandonó el periodismo hace veinte años para dedicarse por completo a la literatura, para la que se ha consagrado casi por completo al género de viajes y aventuras, apuntó no obstante que el periodismo "me enseñó mucho de la vida, sobre todo a preguntar; el periodismo consiste fundamentalmente en preguntar, y yo no he tenido más remedio que convertirme en un preguntón para llegar a muchos sitios". El autor de la Trilogía de Centroamérica subrayó al respecto que su literatura "necesita de la realidad exterior, de la vida de los otros, porque mi capacidad de abstracción es muy limitada", y distinguió otras dos características de la correcta práctica periodística: "Olfatear, sin duda, porque husmear es la madre del oficio" y "la síntesis necesaria para hacer llegar todas esas experiencias al lector".

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