Cultura

Auditorio: por un proyecto global

  • Apuntes a una posible estrategia para un equipamiento imprescindible

Sala principal del Auditorio, según el proyecto de los arquitectos Agustín Benedicto y Federico Soriano.

Sala principal del Auditorio, según el proyecto de los arquitectos Agustín Benedicto y Federico Soriano. / m. h.

Como aficionado a la música me interesa el devenir del deseado-necesario Auditorio de la Música de Málaga (el Auditorio de todas las músicas). Por esta razón, cuando llegó a mi disposición el libro editado por la Fundación Ciedes, con el título Sobre el Auditorio de Málaga. Ponencias. 2017, sentí una gran curiosidad por conocer su contenido.

Es un libro precioso, con una maquetación de buen diseño, y en él se recogen las ponencias de los participantes que intervinieron en los diferentes paneles de expertos que la Fundación Ciedes había convocado, el día 20 de noviembre de 2017, en el Museo Carmen Thyssen Málaga, como una jornada de trabajo, con el título Sobre el Auditorio de Málaga y el objeto de "volver a traer al debate ciudadano la importancia estratégica de este equipamiento cultural alineado con la estrategia y política de ciudad".

Después de 23 años, no parece oportuno convocar un debate de no se sabe qué

En la introducción del libro, el alcalde de Málaga y el presidente de la Diputación Provincial dejan claro sus convencimientos de la necesidad y conveniencia de crear el Auditorio de la Música de Málaga, en beneficio de la Ciudad y la provincia. Las ponencias que se recogen en los diferentes paneles, firmadas por reconocidas personalidades de la arquitectura y la cultura de nuestra ciudad, son muy técnicas e interesantes y con muchas consideraciones ya conocidas, sobre los beneficios de la existencia del Auditorio, como son, el impacto económico que produciría el mismo; la trascendencia sobre el sector turismo como foco de atracción de visitantes, como poderoso atractivo del turismo y enriquecedor de la oferta de nuestro destino turístico y como factor importante en las políticas contra la estacionalidad de la demanda turística; por lo enriquecedor que sería para la cultura y la cohesión social; por la importancia sobre la recuperación urbana del ámbito de su emplazamiento; y por sus bondades como equipamiento viable y sostenible, nada faraónico.

Del conjunto de las ponencias, me llama especialmente la atención la ponencia de Javier Lacunza, director-gerente del Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra, por cuanto abunda en un aspecto reiteradamente demandado desde diferentes instancias de la ciudad, como es el de tener resuelto el Proyecto Global del Auditorio antes de acometer su construcción, proyecto en el que deberían estar expuestas determinadas cuestiones como: qué viene a resolver el Auditorio, cuál sería su programación de actividades, cómo se establecería la dirección del mismo, cuál sería su presupuesto de gestión, si se trabajaría hacia su autofinanciación o sería necesaria una aportación económica pública para equilibrar el presupuesto. Y otra de las ponencias que me llama la atención y la considero muy acertada y emocionante es la de Carlos Álvarez, por lo que la misma pudiera representar, de manera general, el sentir y pensar de los malagueños apasionados a la gran música.

Leído el libro de la Fundación CIEDES, se comprueba que es el discurso que habría correspondido enunciar en años anteriores a 2005. Hoy, estamos ante la tristeza ciudadana de un proyecto fallido políticamente, por decisión unilateral del Gobierno Central, no en el momento de su acometimiento inicial, sino en el punto último para su conclusión, lo que considero de irresponsabilidad. Fue la decisión de romper y hacer volar por los aires un proyecto necesario, deseado y soñado por los malagueños, que lo vieron hecho realidad, casi llegando a sentirse sentados en una de las butacas del Auditorio, disfrutando de la buena música, en una adecuada sala de conciertos.

Después de transcurridos 23 años, no parece oportuno convocar a la ciudadanía a un debate de no se sabe qué; porque en la ciudad solo se conoce una postura manifiesta: la de que Málaga debe disponer de un Auditorio para la música. Otra cosa es, que a la ciudadanía se le proporcione información para conocer cuáles son las características espaciales que se han supuesto para un Auditorio de hoy, cuál es su presupuesto de construcción y cuál es el modelo para su financiación, cuál es el presupuesto estimado para la conservación y mantenimiento del edificio, cuál es el presupuesto de la estructura para su gestión y cuál es el modelo y presupuesto para resolver los contenidos de la programación de las actividades. Cosas que, con muy buen criterio y atino, ha expuesto en el libro de la Fundación Ciedes Javier Lacunza, quien puntualiza que ante la ausencia de un Proyecto Global del Auditorio de Málaga, no de un proyecto constructivo, su informe trata de aportar planteamientos iniciales y un acopio de lecciones aprendidas y de buenas prácticas que ayuden a la toma de decisiones en el momento de la definición del referido Proyecto Global.

Otra cuestión sería, a la vista de la claridad y rotundidad expresadas por los representantes de las entidades políticas que retoman la idea de crear el Auditorio de la Música, el Ayuntamiento de Málaga y la Diputación Provincial de Málaga, trabajar para incorporar a la Junta de Andalucía y al Gobierno Central al proyecto del Auditorio, para resolver la financiación del mismo, y también a la iniciativa privada; esto por un lado, y, por otro, trabajar para que la ciudad manifieste contundentemente su deseo y apoyo a la creación del Auditorio de la Música.

Más que un debate ciudadano sobre la importancia del Auditorio, considero que deberíamos ocuparnos de elaborar el Proyecto Global que dé razón al mismo y exponga los beneficios concretos que va a aportar a los ciudadanos, así como en razón de todo ello, aunar a la ciudadanía en torno a la demanda de la creación del Auditorio de la Música, de forma que se den argumentos y apoyo ciudadano a la propuesta de las entidades políticas que han decidido retomar la idea de la creación del Auditorio, de forma que se pongan en evidencia a las otras Administraciones Públicas en su obligación de colaborar económicamente a la financiación del proyecto y se aliente a la iniciativa privada a tomar parte en un proyecto de gran repercusión social y trascendencia mediática. Y, sobre la segunda cuestión, ya deberíamos estar trabajando en la elaboración del proyecto de comunicación que tratara estos objetivos.

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