Arte

Balsámico ARCO

  • Bajo la dirección de Carlos Urroz, el nuevo modelo adoptado en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo permite albergar esperanzas para el futuro

La 30 edición de ARCO quizá sea recordada como una edición balsámica y de transición. Hay una enorme fe en que los errores corregidos respecto a ediciones anteriores y las nuevas estrategias y soluciones, tan solo apuntadas debido a la escasez de tiempo del que ha dispuesto el nuevo director, Carlos Urroz, sirvan para albergar un modelo más óptimo, convincente, sostenible y sostenido en pos de algo tan complejo y dinámico como una identidad o discurso propio para ARCO. Se palpa, por tanto, una especie de esperanza, aunque creo que el objeto de ella no es tanto esta edición, que también, como las que están por llegar bajo ese anhelado nuevo modelo que vendrá cuajado de más cambios -deseamos que sean aún más trascendentales- que los que hasta ahora se han aplicado. Esta suerte de promesa de futuro indudablemente actúa reconfortando el ánimo. Teniendo en cuenta, además, que la situación económica es la que ya saben y que no difiere mucho de la de años atrás, tanto moderado optimismo ha de deberse, en buena medida, a que el nombramiento de Urroz ha resultado balsámico para un sector que andaba irritado, al igual que las medidas que ha adoptado, totalmente aceptadas por los agentes.

La feria se ha hecho más abarcable y compacta al reducir su escala, pasando de tres a dos pabellones gracias también a disminuir el número de galerías. Lo importante de esto no es el de una reducción por una reducción, sino que ésta haya llegado por un proceso de depuración, esto es, eliminando lo absolutamente prescindible. La cordura, como vemos, ha acabado apoderándose de la feria, y eso, casualmente, se percibe en el tono general de las propuestas. Apenas encontramos estridencias, desmesuras y artificiosidades; también las instalaciones y environments (ambientes) han desaparecido prácticamente. Justo es señalar que flota una sensación de cierta previsibilidad y corrección, si prefieren, de aceptable tono medio, evidentemente roto por algunas piezas extraordinarias y por stands con un muy buen discurso o con una selección de artistas y obras sobresalientes, o con ambas cosas.

Por ejemplo, Fúcares (Madrid) seleccionó sus piezas en torno a la arquitectura y el espacio, así como la construcción y evocación de éstos a través de materiales pobres, haciendo dialogar interiores a carboncillo de Sofía Jack -metafísicos y enigmáticos-, assemblages espacio-escultóricos de Jacobo Castellano, una maqueta de Isidro Blasco, la imponente presencia arquitectónica en la pintura de Simeón Saiz y las fotografías de Candida Höfer y Bleda y Rosa. Mario Mauroner (Viena) apostó como es habitual por una selección de artistas españoles (Uslé, Civera, Hernández Pijuan, Navares); no obstante, destaca por lograr comuniones y confrontaciones entre la violencia y sexualidad de las obras del malagueño Carlos Aires y Madeleine Berkheimer y la fragilidad y delicadeza de Paloma Navares. Prometeo Gallery di Ida Pisani (Milán) ha vuelto a configurar un espacio punzante gracias a Santiago Sierra y, especialmente, a Regina José Galindo con sus acciones encaminadas a convertir en angustia el padecimiento del abuso de poder. Zink (Berlín) cuenta con los dibujos de Marcel van Eeden y Rinus van de Velde, de una intensidad expresiva admirable, así como la fotografía y vídeo de Reynold Reynolds, exquisito pese a tratar temas de índole escatológico y abyecto. Juana de Aizpuru (Madrid) ha presentado algunas piezas excelentes y ha dedicado con acierto un buen espacio a Dora García. Son igualmente estimables los conjuntos de Mai 36 (Zúrich) o Geor Kargel (Viena).

En esta edición, sin perder presencia ni hegemonía, la pintura ha reducido el número de piezas memorables. Tal vez porque los germanos no han abundado en el grado que en otras ocasiones, aunque Imi Knoebel ha sido una presencia repetida. Aun así, no podemos dejar de referirnos a la irrupción tardía en nuestro país de la española residente en Reino Unido Ángela de la Cruz, en Helga de Alvear (Madrid) y Krinsinger (Viena), cuyas pinturas-expandidas y lienzos anti-forma enriquecen el panorama pictórico.

En lo fotográfico cabe destacarse un tríptico de Barbara Probst en Kuckei+Kuckei (Berlín); las fotografías de Erwin Olaf en Espacio Mínimo (Madrid), sendas madres blanca y negra en escenografías monocromáticas, paroxismo de un sofisticado y frío esteticismo; las de Mateo Maté en Marta Cervera (Madrid) aplicando goteros y mascarillas a una escultura en actitud agonizante, cargadas de ironía y caudal poético; las de James Casebere en Helga de Alvear; o las de Chantal Akerman en Luis Adelantado (Valencia). No obstante, la fotografía aparece cada vez más aparejada a estrategias conceptualistas como una herramienta indispensable, y esa dimensión como medio encuentra en la feria numerosos ejemplos como vemos en Nogueras-Blanchard (Barcelona) y Maisterravalbuena (Madrid), en la que destaca la fotografía de Karmelo Bermejo, en la que vuelve a reflexionar sobre lo conflictivo de la dimensión económica en la producción artística, especialmente con dinero público.

Lo conceptual, en distintas estribaciones, ha gozado de gran presencia en la feria. Como temas y estrategias más interesantes, lo cual no implica que sean las más numerosas, destacaríamos las meta-artísticas (reflexión del arte a través del arte), los discursos en torno a la identidad, sobre la violencia, los procesos catalogadores y de investigación y la figura del archivo. Bajo este paradigma, el del archivo, se han realizado algunos de los mejores proyectos para ARCO, como el de Antoni Miralda para Palma Dotze -en el que abundaremos mañana-; el de Daniel G. Andújar y Rogelio López Cuenca, también para Palma Dotze, que lleva por título 'The Art of seduction' y en el que hábilmente se evidencia el uso interesado y acercamiento perverso que el poder político y económico hace del arte, entre otras muchas cuestiones; el archivo postcapitalista icónico y de siglas que realiza, nuevamente, Andújar para Espaivisor (Valencia); o el proyecto de Bonadíes y Olavarría para Douz and Mille (Nueva York) sobre una comunidad autogestionada que ocupa un rascacielos en Caracas llamado a ser símbolo del poder económico venezolano y que quedó inconcluso y abandonado -toda una suerte de metáfora nacional en la que conviven capitalismo y comunismo.

Para mañana queda el análisis de los distintos programas, donde se ha producido una gran transformación, y la presencia de los creadores malagueños.

Feria Internacional de Arte Contemporáneo Feria de Madrid Pabellones 8 y 10. Del 16 al 20 de febrero.

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