Cultura

Y Baryshnikov le besó los pies

  • El coreógrafo felicitó a la malagueña Rocío Molina tras una de sus actuaciones la semana pasada en Nueva York y le pidió que participara en su próximo montaje · La bailaora presenta en abril en Madrid un nuevo montaje

De todos los aplausos sentidos y soñados, Rocío Molina (Málaga, 1984) se queda con el de Mijail Baryshnikov. El respetado coreógrafo ruso acudió la pasada semana al New York City Center a disfrutar del Oro Viejo de la bailaora malagueña y acabó enganchado a su talento. "Se me tiró directamente a los pies, le impresionó mucho, me dijo que era lo mejor que había visto nunca, que estaba emocionado, cuando la que estaba emocionada era yo", recuerda Molina desde Montreal.

Tan buena impresión le causó su último montaje que Baryshnikov le pidió trabajar con él en uno de sus próximos proyectos. Y la malagueña volvió a quedarse de piedra. "Le dije que encantada, lo que necesitara, para mí es un placer", expresa. El que fuera -entre otros méritos- primer bailarín del American Ballet Theatre ya conocía la querencia de la bailaora por acercarse a otras disciplinas y de su solvencia sobre las tablas. De hecho su primer encuentro fue en París durante la representación del espectáculo Mujeres que protagonizan Rocío Molina, Belén Maya y Merche Esmeralda. "Vino a hacer fotografías entre bambalinas, muy discreto, como un fotógrafo más. ", evoca la artista. Sin pensárselo dos veces, el bailarín -ya retirado de la primera línea- le propuso que fuese una de las profesoras invitadas a su Centro de las Artes en Nueva York.

La propuesta fue inmediatamente aceptada y poco antes de su actuación en el Flamenco Festival la malagueña formó parte de su equipo durante tres días. Se trataba de un encuentro

con bailarines de distintas disciplinas para estudiar "la estructura sobre la improvisación", apunta Molina. Acostumbrada a empaparse de otros pasos, la creadora -y profesora- agradeció de nuevo la experiencia. "No vienen los alumnos a aprender de mí sino que yo aprendo de ellos también. Hicimos improvisaciones individuales y conjuntas muy bonitas, con gente que no conocía de nada", comenta.

Convivir de cerca con un genio de la talla de Baryshnikov regala muchas lecciones. "Está retirado pero ensaya todos los días en el estudio. Lo conocía como bailarín pero me sorprendió su persona, es tan grande para la historia y tan humilde. Sin conocerme apenas me cuidó muchísimo", detalla la artista, premio de la crítica flamenca a la Bailaora Revelación en 2006.

Tras pasear Oro Viejo por la Gran Manzana, la malagueña repetirá aventura en Londres, otro escenario en el que se la espera. "Es el espectáculo más sólido como compañía, nos ha abierto muchas puertas, ya que está concebido para muchos públicos distintos", explica Molina. Su particular visión de la vejez y el paso del tiempo acompañada al baile por Laura Rozalén, Eduardo Guerrero y el malagueño Moisés Navarro viajará en breve a Asia y Oriente Medio. Le cuesta decantarse por un tipo de público, pero siente debilidad por el de Londres, " silencioso, que le cuesta reaccionar, pero muy educado y muy entendido en danza", recalca.

Después de un año girando con Oro Viejo, la artista lo dejará "de momento" aparcado para centrarse en el reestreno de Cuando las piedras vuelen, una pieza que presentó el pasado verano en Gijón, invitada por el Teatro de La Laboral a residir allí durante un mes con idea de crear en la ciudad un nuevo espectáculo junto al director teatral Carlos Marquerie. Concebido como un montaje "sin límites, sin la presión de tener que estrenarlo en ningún festival" el resultado acabó gustando más de lo que su creadora esperaba por lo que ya trabaja en "hacerlo crecer" y poder presentarlo en primavera en Madrid, luego en Barcelona y el 19 de septiembre en la Bienal de Sevilla.

Cuando las piedras vuelen es un solo "muy poético", califica su artífice, con las aves como metáfora "de la libertad enjaulada". Le acompañan en este tránsito, entre otros, La Tremendita en la voz y dirección musical. "Queríamos que cada músico aportara su forma de ver las cosas. Lo más difícil de hacer", opina. Fiel a sus raíces se dejará mecer por los sones del garrotín, los tangos, el mirabrás y "un estudio sobre el folclore español" con el que promete sorprender, una vez más.

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