Cultura

Carcajadas de muerte

  • El Joker vuelve a verse las caras con Batman en la última película del Hombre Murciélago, 'The Dark Knight', que llegará a los cines españoles el 13 de agosto

Traje negro, capa de murciélago y mirada adusta frente a pelo verde, labios rojo carmesí y piel blanca. Batman y el Joker, enemigos mortales, pero inseparables. El Joker vuelve a estar de moda: es el rival de Batman en la nueva película del personaje, The Dark Knight (2008), de Christopher Nolan, que se estrena en España el próximo 13 de agosto.

La génesis del Joker tiene su dosis de polémica. En un principio, el creador de Batman, Bob Kane, siempre defendió que fue él quién ideó al villano (cuya primera aparición data del año 1940) en el primer número del cómic Batman. Sin embargo, Jerry Robinson, uno de los asistentes de Kane, argumentaba que fue él quién definió la esencia y el aspecto del personaje. Robinson recordaba que se inspiró en el maquillaje del actor Conrad Veidt en la película El Hombre que ríe (1928), de Paul Dini. Aún hoy esta circunstancia no está del todo clara, pero lo que sí es cierto es que ya en su primera aparición el personaje presentaba sus señas de identidad características: su apariencia de arlequín y un gusto sádico por el crimen con generosas dosis de humor negro.

El Príncipe Payaso del Crimen continuó apareciendo en las diferentes series de Batman durante las siguientes dos décadas. En los años 60, el Caballero Oscuro mutó de sombrío cruzado contra el crimen en icono del pop más desenfadado por obra y gracia de la serie de televisión protagonizada por Adam West, Batman. El actor encargado de encarnar al Joker fue César Romero. La enorme figura de Romero, unida a su negativa a afeitarse el bigote para interpretar al personaje (el tupido mostacho del actor apenas se ocultaba tras el maquillaje), convirtieron al Joker en un personaje risible y entrañable. Su homólogo de los cómics continuaba la senda marcada por Romero, y los guionistas explotaron la vis cómica del Joker, renunciando a su lado más oscuro.

En los 70, guionistas como Denny O'Neil y Steve Englehart recobraron el espíritu original del personaje, explorando su faceta de psicópata sin emociones. En 1988, Alan Moore, el pope de los guionistas de cómics, construyó una de las historias más memorables del personaje, La Broma Asesina. Dibujado por Brian Bolland, el cómic recreó el origen secreto del Joker: era un pobre parado con aspiraciones de cómico que se ve forzado a participar en un atraco a una planta química. Un accidente con productos tóxicos le confiere su apariencia actual y le deja psicológicamente debilitado. En el cómic, Moore presentó al Joker como un asesino desquiciado que encuentra en Batman su único asidero a la realidad. Grant Morrison le siguió los pasos a Moore al retratar en el tomo Arkham Asylum a un Joker con un trastorno de la personalidad severo, cuya rivalidad con Batman es lo único que impide que pierda totalmente la cabeza.

La caracterización de Jack Nicholson como el Joker en Batman (1989) de Tim Burton mezcló el humor socarrón del personaje durante los 60 con las revisiones más siniestras de Moore y Morrison, componiendo una interpretación memorable. En las dos décadas siguientes, el Joker de los cómics siguió siendo un sociópata peligroso y su humor es cada vez más negro. Poco queda del entrañable villano de los 60. La última encarnación del personaje en la gran pantalla corre a cargo del fallecido Heath Ledger, que muestra la cara más salvaje del Joker en The Dark Knight. El terrible aspecto de Ledger, con cicatrices a ambos lados de su boca y una mirada llena de rabia y locura, es el de un personaje peligroso con pocas ganas de broma.

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