Cultura

Carla Simón retrata su 'Verano 1993' para mirar a la muerte con ojos de niña

  • La cineasta, que llega respaldada por el premio a la Mejor Ópera Prima en la Berlinale, ahonda en sus recuerdos para narrar la vida que comenzó con sus tíos tras perder a sus padres por el sida

Bruna Cusí, Laia Artigas, la directora Carla Simón, David Verdaguer y la pequeña Paula Robles.

Bruna Cusí, Laia Artigas, la directora Carla Simón, David Verdaguer y la pequeña Paula Robles. / jorge zapata / efe

Hasta encontrar su lugar, hasta poder llorar su vacío, hasta sentirse querida en su nueva familia, la pequeña Frida inicia un viaje físico y emocional en Verano 1993. Tras perder a sus padres a causa del sida, la niña tiene que trasladarse desde su Barcelona natal hasta la masía en el pequeño pueblo en el que viven sus tíos. Y para contar esta historia personal, la cineasta Carla Simón ha realizado un trabajo de reconexión con su propio pasado, a base de recuerdos, de sensaciones que perdudaron, de investigación a través de su familia. De esta forma, desde la experiencia, se alcanza un relato tierno y honesto sobre cómo encarar la muerte por primera vez a una edad demasiado temprana. La directora llega al Festival de Málaga respaldada por los galardones a la Mejor Ópera Prima y el Gran Premio del Jurado Generation KPlus de la pasada Berlinale.

"El proceso más personal estuvo en la elaboración del guión", explicó la directora en la presentación de la película, que compite en la Sección Oficial. Fue ese proceso retrospectivo de búsqueda el que le llevó a recordar aquel verano en el que cambió su vida. Luego, "la realidad del rodaje se impone" para dejar "la memoria a un lado" y centrarse en el trabajo cinematográfico. "No fue hasta presentar la película cuando me di cuenta de que me sentía reflejada en ella", confesó Simón.

Carla Simón ya había realizado un cortometraje sobre nñios que se enfrentan a la muerte por primera vez y había escrito la historia de su madre, "aunque se había quedado en un cajón". "Pero esto me hizo dar cuenta de la importancia que tenía el tema para mi y consideré que en vez de empezar por mi madre inicié el camino por mí misma, que es la realidad que mejor conozco", confesó la realizadora.

Su álter ego en la gran pantalla es la jovencísima actriz Laia Artigas, que mantiene con gran solvencia el peso del largometraje. "El primer paso fue el casting, buscábamos niñas que se parecieran a los personajes que había escrito, que Frida no fuera de pueblo y que Anna fuera muy pequeña y transmitiera inocencia", comentó la realizadora. Encontraron a Paula Robles, de 4 años, como compañera ideal y "entre ellas se creó una relación de forma natural". Que las relaciones ya existiesen antes de comenzar, que durante varias semanas ensayasen en el lugar ayudó a esa naturalidad que ha conseguido la película desde la primera escena en la que Frida mira atenta los fuegos artificiales de su última noche en la ciudad. "Intentábamos rodar toda la escena si era posible para no tener que cortar, que fuese más natural", explicó Simón, que también señaló que "las niñas no leyeron el guión y los adultos tenían mucha flexibilidad".

Para la directora, sus actores adultos, David Verdaguer y Bruna Cusí "han demostrado mucha generosidad, porque siempre hemos puesto por delante a las niñas". Divertido y duro a la vez fue el trabajo que realizaron con las pequeñas actrices. "Las niñas te pillan si notas que mientes y eso es un reto, pero a la vez un gustazo", consideró David Verdaguer. También para él fue una responsabilidad meterse en la piel del padre adoptivo de Carla. "No se trata de una película imaginada sino vivida y lo importante para mí era estar a la altura", agregó el actor. Para Bruna Cusí la clave como actor adulto "es olvidar lo que tú estás haciendo y estar siempre con la antena puesta a lo que hacen o dicen las niñas, se trata de una escucha constante, pero creo que se agradece porque da una sensación de mayor veracidad que cuando tienes la cámara encima".

Sin patrón ni método, cada escena fue "un mundo". "Hubo algunas en las que improvisamos mucho y otras en las que le lanzamos las frases para que las repitiesen, empezamos con cierto miedo, creímos que se iban a cansar porque algunas veces repetimos mucho y tuvimos momentos complicados, pero al final resultó", recordó Simón, que no quiso ser explícita con la enfermedad -no se nombra la palabra sida- pero sí dejar ver los estragos que causó el virus en aquellos años. La cinta se estrena en cines el 30 de junio.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios