Cultura

El barítono Carlos Álvarez es investido Doctor Honoris Causa

  • La Universidad de Málaga reconoce la dilatada carrera del cantante lírico malaguño y su "extraordinaria" aportación musical

Los asistentes aplauden a Álvarez al ser investido Doctor Honoris Causa.

Los asistentes aplauden a Álvarez al ser investido Doctor Honoris Causa. / fotografías: Javier albiñana

El barítono malagueño Carlos Álvarez fue investido ayer Doctor Honoris Causa por la Universidad de Málaga, que reconoció así su "dilatada y exitosa carrera y por su extraordinaria aportación a la música". La petición partió de la Facultad de Filosofía y Letras, y, tras ser aprobada, fue la primera que se distingue a un músico con este título.

El cantante lírico nació en Málaga y creció en el seno de una familia trabajadora, se formó en el sistema público de educación y fue un niño deportista e intelectualmente inquieto, recordó ayer la doctora María José de la Torre Molina, que pronunció la laudatio del doctorado frente a Álvarez, el rector de la Universidad y otras autoridades académicas. El barítono se formó en el colegio Gibraljaire, el Instituto Santa Rosa de Lima, la Coral Santa María de la Victoria y fue uno de los miembros fundadores de la Coral Carmina Nova y del Coro de Ópera de Málaga. Al decantarse por el canto abandonó sus estudios en el Coservatorio Superior de Música y en la Facultad de Medicina de la UMA, en los últimos cursos.

Mi objetivo vital está siempre más cerca del compromiso que de la gloria"

Álvarez centró el tema de su discurso de investidura en el honor -nacionalista, heroico o familiar- , pues es una "causa fundamental" en casi todas las óperas que ha cantado. "Es por eso que, junto a una especie de imperativo moral identificado con las voces graves, los libretistas y compositores han hecho de los intérpretes de mi cuerda un baluarte, no siempre comprensible, del sentido del honor", apuntó.

El barítono reflexionó sobre el papel que juega la ópera en la sociedad actual a través de fragmentos dichos por personajes que ha interpretado -sobre todo en obras de Giuseppe Verdi. Así comparó los cantos de Stankar, el padre de Lina en Stiffelio, con la situación que viven las mujeres en la India hoy en día, pues al igual que el drama familiar de esa ópera de Verdi cuando el honor del clan se ve en peligro normalmente se soluciona con "la muerte física o social de la mujer, fundamentalmente".

De igual forma, recordó que el conflicto que se aprecia en Samson et Dalila, de Camille Saint-Saëns, entre hebreos y filisteos continúan, aún, en la franja de Gaza. "La ópera está desgraciadamente, de plena actualidad porque seguimos repitiendo los mismos estándares de comportamiento que hace 400 años", argumentó al respecto.

Estos claroscuros que conlleva el honor y que determinan a sus personajes le han afectado a veces, como cuando llamó a su hija para decirle que la quiere al interpretar a Giacomo en la Juana de Arco de Verdi, el cual prefiere entregar a su hija al enemigo antes que quebrar su honra patriótica. Debido a esto aseguró que ha aprendido a no juzgar a sus personajes. "Mi objetivo vital está siempre más cerca del compromiso que de la gloria", apuntó.

También se refirió al honor como concepto del reconocimiento de ciertos méritos -al igual que ocurrió ayer en el acto académico- con el emperador Carlos V de Verdi. "Me siento transmisor de una tradición lírica que se remonta hasta el siglo XVII y que aún está de plena actualidad por cuanto sirve al deleite sensorial y al estímulo de la reflexión y el criterio", añadió.

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