Flamenco

Carmen Amaya en América

  • El investigador Francisco Hidalgo reproduce minuciosamente, basándose en las crónicas y entrevistas de prensa, la estancia en Argentina de la gran bailaora

Francisco Hidalgo Gómez. Barcelona, Publicitat Tafaner, 70 págs.

"Qué vida ésta: en la tierra los civiles y en la mar los tiburones", afirma Carmen Amaya a bordo del Monte Pascoal que la aleja de la guerra española, rumbo a Buenos Aires, a fuer de mareos y miedo a las profundidades marinas. El comentario aparece recogido en esta obra, tomado de una entrevista publicada a los pocos días de llegar a Buenos Aires por la artista catalana. En él Amaya explota, sin concesiones, el tópico gitano que manejaba la prensa y la opinión pública de Argentina, aunque el comentario no está exento de verdad y dramatismo: así era Carmen Amaya, tan tópica como verdadera, al tiempo. En efecto, en España los civiles andaban revueltos. Tanto como para obligar a Carmen Amaya a embarcarse en Lisboa rumbo a Buenos Aires pese al miedo sideral que la catalana tenía al mar.

Carmen Amaya en Argentina glosa la peripecia en este país de la bailaora, un exilio que, aunque empieza como algo provisional, se extendió en el tiempo. El libro supone una profunda inmersión en las hemerotecas bonaerenses ya que la narración de la llegada, el éxito, la prolongación de su estancia, la vida cotidiana y la salida de la Argentina está narrada a través de los artículos de prensa de la época. Este material se completa con una selección gráfica extensa y de primera calidad, procedente del Archivo General de la Nación. La mayoría de las fotos son de Annemarie Heinrich. Las 24 fotografías que incluye esta obra estaban inéditas en España hasta ahora y muestran a una Carmen Amaya, no sólo como animal escénico, también en su vida diaria junto a su familia en relajadas instantáneas domésticas. La investigación en la hemeroteca la ha llevado a cabo el periodista e investigador cordobés afincado en Cornellá Francisco Hidalgo mientras que la búsqueda de las imágenes en el Archivo General de la República Argentina corrió a cargo de Alicia Chust.

Esta obra reproduce las crónicas de los estrenos de los espectáculos de Carmen Amaya en diarios como La Nación, Crónicas Gráficas, La Prensa, etcétera. La crítica argentina, no especializada, pese a que el arte flamenco no era una novedad en los teatros bonaerenses (desde Chacón a La Argentina, son innumerables los artistas que habían debutado en la capital rioplatense antes de Carmen), coincide no obstante con la española en señalar los elementos anárquicos, el nervio, la espontaneidad y la fuerza como la base del baile de Carmen Amaya. "Salvaje y erótica a la vez" como afirma en el diario La Nación un anónimo cronista.

No sólo crónicas. Este libro de Francisco Hidalgo reproduce asimismo una serie de entrevistas muy ilustrativas que Carmen Amaya concedió durante su estancia en Argentina. En ellas la bailaora entra al trapo de todos los tópicos flamencos que esperan de ella los entrevistadores, que, habitualmente, inician la charla con la pregunta "¿Es usted andaluza?", a la que la catalana contesta afirmativamente de forma invariable.

Instalada en Buenos Aires, Carmen Amaya emprenderá giras por toda Argentina y también por Uruguay, Chile, Brasil, Colombia, Cuba y México grabando también una serie de películas y discos en la capital argentina. De hecho, una vez abandonada su residencia habitual en Argentina por los Estados Unidos, hacia 1940, todavía sigue dando recitales y permaneciendo durante largas estancias en Buenos Aires casi hasta el final de su vida.

Carmen Amaya Amaya (Barcelona, 1913-Bagur, 1963) era hija del tocaor El Chino,con el que da sus primeros pasos como artista en los bares y locales Las Siete Puertas, El Manquet, El Cangrejo, etcétera. Entonces era una niña conocida como La Capitana. Realiza sus primeras giras a partir de 1923 en que la descubre el crítico Sebastià Gash, por España y París. Alterna en sus giras con Vallejo o José Cepero y rueda La hija de Juan Simón con Angelillo y producción de Luis Buñuel para Fimófono. A partir de la Guerra Civil reside en América, primero en Argentina y luego en EEUU, girando por toda América. Debuta en Nueva York en 1941. Interpreta diferentes papeles en cintas de Sudamérica y Hollywood, lugar en el que se instala en 1942. Realiza giras mundiales y regresa a Europa a mediados los 40, y a España en 1947. En 1963 interviene en Los tarantos de Rovira-Beleta, a cuyo estreno le impedirá acudir la muerte, que en forma de afección renal hace acto de presencia. A su entierro multitudinario en Bagur acudió un gran número de gitanos de España y Francia, según el testimonio gráfico que Colita logró captar del hecho.

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