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arte Nuevas propuestas del Octubre Picassiano

La Casa Natal recibe al Juan Gyenes más cercano a Picasso

  • La Fundación inauguró ayer la exposición '¡Fuego eterno!', que revisa la estrecha amistad que mantuvieron el fotógrafo y el pintor a través de 45 retratos y una colección de objetos personales del primero en su centenario

Entre todos los artistas y genios que encarnaron el vaivén del siglo XX, pocos alcanzaron la talla de Juan Gyenes (1912-1995), el fotógrafo de origen húngaro que trabajó en España desde 1940, que colaboró con Alexander Korda, que ejerció de corresponsal para The New York Times en El Cairo y que se convirtió en cronista oficial de una época de hambruna en la que sin embargo muchos ambicionaban a pasar a la posteridad gracias a la imagen fija. Gyenes retrató a muchos, de María Félix a Salvador Dalí pasando por Jacinto Benavente, pero también, mucho, y especialmente a Pablo Picasso. Ayer, la Fundación Casa Natal inauguró en su sala de exposiciones la muestra ¡Fuego eterno!, un conjunto de 45 fotografías de Gyenes (seleccionadas de las 309 que conserva la institución malagueña en sus fondos) en las que el protagonista es invariablemente Picasso, el Picasso amigo, cómplice y cercano. La exhibición, que constituye el eje central de la actual edición del Octubre Picassiano, y que podrá verse hasta el próximo 3 de marzo, contó ayer en su puesta de largo con la hija del fotógrafo, Irenka Gyenes, que ha cedido para la ocasión una jugosa colección de objetos personales de su padre.

Esta exposición constituye en sí un acto de justicia. No sólo porque se celebra en el marco del centenario de Juan Gyenes (efeméride a la que se han unido recientemente otras dos exhibiciones en España, una en Sevilla y otra en la Biblioteca Nacional de Madrid, a la que la muestra inaugurada ayer en la Casa Natal sirve de complemento ideal), también porque Gyenes mantuvo una vinculación especial con Málaga. Además de su amistad con Picasso, en 1989 fue nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, dos años antes de que ingresara en la de San Fernando. Su implicación en la puesta en marcha de la Casa Natal fue además notoria.

Irenka Gyenes dio cuenta del empeño que puso su padre en vivir cerca de Picasso: "Llegar a él no era fácil. Hasta el taxista que llevó a mi padre a la casa de Picasso no le quería dejar ahí, porque le decía que no habría nadie y se iba a quedar solo, y mi padre se quedó solo", relató ayer. Sin embargo, Gyenes tuvo la suerte de que al rato apareció Picasso en su coche Hispano-Suiza, por lo que se le presentó, le enseñó su libro Ballet Español y el pintor "le puso la mano en el hombro y le dijo: 'Entre conmigo, tenemos mucho que hablar usted y yo". Corría el año 1954 y ya entonces "conectaron estupendamente", según Irenka, que desveló que las únicas discusiones que tuvieron sus padres en 53 años de matrimonio se debieron a Picasso: "A mi padre le encantaba y mi madre era más de pintura antigua y el arte contemporáneo ni lo entendía ni lo pretendía".

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