Después de las uvas, según la costumbre popular, vienen los churros. Numerosas cafeterías abrieron ayer en un horario especial ampliado para cubrir la demanda de chocolate caliente antirresaca. Tras un breve descanso, las calles empezaron a llenarse al atardecer. Las tiendas no abrieron, pero esto no mermó las ganas de pasear de los malagueños. Algunos recibieron el año patinando sobre el hielo.

En el centro, por ejemplo, uno de los negocios más tradicionales, Casa Aranda, abrió sus puertas a las 6.00, una hora antes de lo habitual. Según explica uno de sus camareros, el primer día del año por la mañana la gente busca chocolates con churros después de las fiestas. Por la tarde, sin embargo, el ambiente fue el de cualquier tarde de invierno. La siguiente gran cita para estos negocios, según dicen los propios protagonistas, será la tarde de la Cabalgata de Reyes, que incluso tienen previsto cerrar más tarde.

Sin comercios donde refugiarse del frío, las cafeterías se convirtieron en un gran reclamo ayer. En el centro todas estaban hasta la bandera. Igual que la pista de patinaje de la Plaza de la Marina, donde aunque hacía más frío, se quemaban más calorías. Ayer también abrió en un horario especial, pero hoy volverá a su habitual de 10.00 a 14.00 y de 16.00 a 22.00. Los interesados en probar la experiencia pueden hacerlo por cinco euros, lo que cuesta alquilar los patines durante tres cuartos de hora. Importante no olvidar los guantes.

Mientras algunos niños patinaban, en el centro, otros se divertían jugando con botes de nieve artificial y tirando bombetas. Y es que los puestos del Parque no fallaron aunque fuese festivo. Sí estuvo cerrado el belén de la Catedral, para enfado de algunos, que tuvieron que conformarse con la muestra de Andalucía Barroca, que puede visitarse en el Palacio del Obispo. Parece que en Navidad hay vida más allá de los comercios y que los churros son una buena medicina contra la resaca.