benito gómez, cocinero

"Cocinamos a nuestro rollo: nada de modas"

  • Tras ganar su primera estrella Michelin, el chef de Bardal comparte sus impresiones

Benito Gómez, ayer, en el restaurante Bardal, en Ronda.

Benito Gómez, ayer, en el restaurante Bardal, en Ronda. / j. flores

-¿Cómo se siente después de haber recibido la primera estrella Michelin?

-Estamos todos muy contentos y muy satisfechos por el trabajo realizado en el restaurante.

-¿Ha sido duro conseguirlo?

-La verdad es que estamos acostumbrados a trabajar mucho. Yo entiendo que para hacer un buen trabajo le tienes que dedicar muchas horas, es así el cualquier oficio. Sí que ha sido más dura la travesía, los días que dábamos muchos ceros o que venía poca gente a comer, esta parte ha sido la peor. Lo demás es lo normal, llevó mucho tiempo en la cocina y sabes que echar 14 ó 15 horas hay que verlo como algo normal.

-¿Qué es Bardal?

-Bardal es un proyecto personal, bueno, de mi señora y mío, del equipo nuestro, en el que queremos hacer una cocina a nuestro rollo. Queremos que las cosas que ofrecemos estén buenas y no nos fijamos en modas, últimas tendencias o las técnicas más punteras. Nosotros cogemos la elaboración que nos gusta, la que nos va bien, y la ponemos en el plato sin pensar en que es moderna o antigua, eso no lo miramos.

-¿Cambiará algo el tener una estrella?

-No. Entendemos que vamos a tener más afluencia de gente por ese tema sí, pero a nivel de exigencia no va a cambiar nada. Nosotros mismos nos exigimos más, no vamos a tener problemas por este aspecto, lo único que los chicos [su equipo] saben que a partir de ahora tenemos que trabajar más duro.

-¿Ha sido una sorpresa conseguirla tan pronto?

-Conseguir una estrella es muy bonito y es la leche, pero si la consigues en el primer año como que mola más, y más nosotros, que estamos en un pueblo muy bonito, pero que no deja de ser un pueblito chico y no es lo mismo que tenerlo en Madrid. Haberla conseguido en el primer año es como una pequeña medallita dentro de la medalla.

-¿Cómo vivió la gala?

-Fue increíble, montaron algo espectacular. Fue un subidón, pleno de alegría, pero también con mucha tensión, porque estás sentando esperando a que digan o no tu nombre. Los últimos momentos antes de que digan tu nombre son los más tensos porque, aunque ya más o menos sabes que te la van a dar, hasta que no dicen tu nombre no te lo crees del todo.

-¿Se sentía cómodo entre tanto cocinero de renombre?

-Al final de todo no dejan de ser compañeros, lo que pasa que todo se magnifica mucho. A muchos de ellos los conozco desde hace muchos años. Aunque la gente te vea ahora como una estrella Michelin, al final de todo somos cocineros y nada más. Lo veo muy normal, tanto los que tienen tres, los que tienen dos o los que no tienen ninguna.

-¿Cuál es el futuro de Bardal?

-Espero que sea muy bueno, por nosotros y por el banco (risas).

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