Crítica de Teatro

Crónica de una ruptura 'indie'

Un hilo de luz fucsia a modo de límite circular. Un hombre y una mujer en posturas de selfie, representando los mejores momentos de una relación duradera. Ara és aquí se escucha en bucle mientras el público toma asiento. Llega el oscuro y al hacerse la luz, ella y él nos miran desde sus banquetas, esperando algo. El silencio de varios minutos se torna incómodo. De esta sencilla pero magistral manera, Cariño de Pérez&Disla nos coloca en el epicentro de una discusión de pareja, la que parece que va a ser la última.

Desde sus posiciones alejadas (tanto en el espacio como en el planteamiento), comienzan a brotar las palabras, un flujo de pensamientos con una lógica que parece cazada de cualquier discusión real. Las ideas y los reproches surgen sin orden, pero evocan unas metáforas del reino de lo cotidiano en las que todos podemos vernos reflejados. La magnífica dramaturgia consigue recrear una auténtica trifulca, en la que se ponen sobre la mesa no hechos concretos, sino actitudes vitales enfrentadas de difícil resolución. Mireia Pérez y Sergio Caballero bordan dos personajes iguales pero opuestos, donde no hay diferencias por razón de género, evitando triunfalmente que el espectador tome partido: ambos tienen razón.

La dirección elige con acierto desemocionalizar este combate, los reproches surgen sin enfado, sin rabia, casi con sorna. Se convierten así en palabras dichas cientos de veces, en una oda a la incomunicación, un déjà vu permanente. Acercan sus posiciones en el espacio y lo que empieza como un juego de manos acaba en una batalla violenta, real. Tras la explosión, la calma. Y de nuevo, la incomunicación. Todo de manera apabullantemente sencilla, a ritmo de indie, con Les Sueques, León Benavente o Tulsa como banda sonora. Una historia condenada a repetirse. Ojalá se repita en muchos escenarios.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios