Cultura

Fallece a los 81 años el guionista Rafael Azcona, grande del cine español

  • El escritor, enfermo de cáncer, desaparece sin ver estrenada su última obra, 'Los girasoles ciegos'

Murió como siempre intentó vivir: en un segundo plano pese a ser uno de los grandes del cine español. Rafael Azcona, guionista y escritor, falleció el lunes a los 81 años, pero su muerte no se conoció hasta ayer, cuando su familia informó de ella una vez que se había producido ya su incineración, en las más estricta intimidad, en la localidad madrileña de Alcobendas.

Autor de un centenar de guiones, entre ellos El verdugo, Belle Epoque y La lengua de las mariposas, Azcona padecía desde hace unos años cáncer de pulmón. De hecho, su hospitalización a causa del tumor le impidió en febrero recoger personalmente la medalla al Mérito en el Trabajo, que le concedió este ministerio y que recogió por él la actriz Maribel Verdú.

Azcona fue sin duda uno de los grandes del cine español. En seis ocasiones fue galardonado con un Goya: El bosque animado (1988), ¡Ay, Carmela! (1991), Belle Epoque (1993), Tirano Banderas (1994), La lengua de las mariposas (2000) y el Honorífico, que recibió en 1998. En su haber contaba también con el Premio Nacional de Cinematografía, entre otros galardones.

"No hay nadie que haya llegado a su capacidad de imaginación, su rigor intelectual y su brillantez", dijo ayer lamentando su muerte la presidenta de la Academia del Cine, Angeles González-Sinde. Con él desaparece "uno de los más grandes escritores de cine de Europa, no sólo de España".

Nacido en Logroño el 24 de octubre de 1926 y afincado en Madrid desde la década de los 50, Rafael Azcona se dedicó primero a la novela, con títulos como El repelente niño Vicente, y colaboró con revistas humorísticas como La codorniz, hasta que en 1959 adaptó para el cine su novela El pisito, que dirigió su amigo Marco Ferreri y protagonizó José Luis López Vázquez.

Iniciaba con ella su carrera como guionista y a partir de 1960 no volvería a publicar novelas, aunque sí a reeditar antiguos trabajos. Su primer guión propio fue Plácido, para Luis García Berlanga, en 1961, con quien repitió, entre otras tantas películas, en El verdugo (1963) y La vaquilla (1985).

Grandes de la pantalla como Fernando Fernán-Gómez o Pepe Isbert supieron reconocer la talla de los papeles que les ofreció el guionista. "Era alguien que no debería desaparecer nunca, aunque en su caso vivirá siempre a través de su obra, ingenio y talento", manifestó ayer José Luis López Vázquez.

Azcona trabajó también con Carlos Saura, Fernando Trueba, José Luis Cuerda y José Luis García Sánchez, entre otros cineastas. Y siempre parecía querer restar importancia a su gran trabajo, que muchos consideran esencial para la cinematografía española. "¡Bah! Yo soy una puta, trabajo con quien me paga", manifestó en alguna ocasión. "Del cine español yo sólo puedo hablar bien, porque soy muy agradecido", dijo en otra.

Trató siempre de mantenerse en un segundo plano y por ello, las entrevistas a lo largo de su vida no abundan. A los festivales iba sólo cuando no quedaba otro remedio. Aunque a Málaga acudió para recibir un homenaje en 2006 y el festival volverá a recordar su figura con una gala especial el 8 de abril. Su muerte también escapó del alboroto. "Encaja perfectamente con su afán de no ser una figura pública", reconoció tras conocer la noticia su amigo el director José Luis Borau.

Su último trabajo como guionista fue la adaptación de Los girasoles ciegos, dirigida por José Luis Cuerda. No ha podido vivir para presenciar su estreno, que llegará a lo largo de este año. En cualquier caso, "escribió las mejores historias del cine español", manifestó ayer, con voz abatida, el director del filme.

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