Cultura

La Feria del Libro rescata a Isabel Oyarzábal a través de sus memorias

  • El volumen autobiográfico de la diplomática malagueña, referente intelectual de la Segunda República y primera embajadora de España, se presentó ayer en la sala de la antigua Diputación bautizada con su nombre

Las memorias que la actriz, periodista y diplomática española Isabel Oyarzábal (Málaga, 1878) escribió durante el periodo de su exilio en México ven por primera vez, en el marco del que dentro de tres días sería su 133 cumpleaños, su traducción al español, bajo el nombre Hambre de libertad. Memorias de una embajadora republicana. Con prólogo de la poeta almeriense y directora del Centro Cultural Generación del 27, Aurora Luque, la obra ha sido traducida por los profesores Andrés Arenas y Enrique Girón, quienes, a su vez, se encargaron de buscar una editorial para publicarlas. Finalmente, ha sido la editorial granadina Almed la responsable de recoger en español la biografía de esta malagueña, después de que hace 71 años lo hiciera una americana en inglés, idioma en el que fue escrito por la propia protagonista, haciendo uso de su conocimiento del mismo.

De madre escocesa y padre de ascendencia vasca, Oyarzábal nació el 12 de junio de 1878 en la calle del Peligro, actual calle Trinidad Grund; y muy cerca, la antigua sala de Pleno de la Diputación Provincial, situada en la plaza de la Marina, lleva desde ayer su nombre. La inauguración de la sala contó con la asistencia del presidente en funciones de la institución provincial, Salvador Pendón; la diputada delegada de Cultura, Susana Radío; los traductores de la obra y su sobrino, José Fernández Oyarzábal, quien mostró su agradecimiento por "reservar la mejor habitación de la casa" para la protagonista de la jornada. Como primer acto oficial, la nueva sala Isabel Oyarzábal acogió la presentación de sus memorias traducidas, por primera vez, al español, obra que, al igual que las restantes, lleva la firma de Isabel de Palencia. En esta ocasión, se trata de un relato combativo en el que la autora denuncia la actitud hipócrita de las democracias occidentales hacia la España republicana del siglo XX.

De esta forma, el libro plasma las ansias de esta malagueña por defender los ideales que creía justos, a pesar de que, para ello, tuviera que luchar a contracorriente y contra los prejuicios de la época, pero manteniendo un firme compromiso con la lucha feminista y las reivindicaciones laborales. Oyarzábal fue la primera mujer embajadora de España y primera inspectora de Trabajo en el país, cargo último que alcanzó en 1933 por oposición, convirtiéndose así en funcionaria. A esta escalada de puestos en la administración, bajo el recelo masculino, se une su condición de política y escritora, que le permitió vivir durante años y acceder a altos los círculos literarios del país mexicano.

Asimismo, desarrolló una gira de conferencias por Estados Unidos y Canadá en busca de apoyos para la causa republicana en España, por la que recorrió un total de 42 ciudades durante un periodo de 53 días, obteniendo como resultado el único aval de la ciudadanía, en detrimento del de los gobiernos. No obstante, ayer su sobrino recordó a Oyarzábal como aquélla que, lejos de lo habitual en las costumbres de la época, iba a trabajar en bicicleta, aún eclipsada por los tranvías, llegándole a costar, incluso, un accidente mientras lo observaba a su paso. Su reivindicación se apoya, según Arenas y Girón, en la lucha por la cultura, por el conocimiento de la identidad y por las raíces que la llevaron a permanecer tras su muerte, en 1974, en el Panteón de España en México DF.

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