Cultura

La Filmoteca de Andalucía restaura la película más antigua rodada en Málaga

  • El filme 'Un día por Málaga', dirigido por José Gaspar y estrenado en abril de 1914 en el cine Pascualini, presenta imágenes documentales de distintas estampas sociales, culturales y productivas de la ciudad

Además del histórico y artístico, incuestionable, Málaga tiene su patrimonio audiovisual, y éste parece dispuesto a deparar importantes sorpresas. La última es una película titulada Un día por Málaga que acaba de ser restaurada por la Filmoteca de Andalucía, dependiente de la Consejería de Cultura, después de tres largos años de trabajo. Se trata de la película más antigua rodada en Málaga de la que se tiene constancia: se estrenó en abril de 1914 en el cine Pascualini (ubicado entonces en lo que hoy es la calle Córdoba y desaparecido durante la Guerra Civil) y desde los años 40 permanecía olvidada. Ayer, el periodista y crítico malagueño Francisco Griñán, que ha participado en la restauración, y el consejero de Cultura, Paulino Plata, así como el director de la Filmoteca, Pablo García Casado, dieron cuenta de una recuperación única.

La película, dirigida por el catalán José Gaspar (quien entre 1912 y 1916 residió y trabajó en Madrid, la primera pista que, junto a la información de la prensa de la época, sirvió a los restauradores para apuntar la fecha del rodaje), tiene un metraje de una hora de duración que ha sido recuperado prácticamente en su totalidad. El filme, como explicó ayer Griñán, está dividido en dos partes. La primera responde al formato del documental ciudadano y presenta a un ingente número de personas en diversos rincones de la ciudad: a la salida de misa en las iglesias de Santiago y San Juan, paseando por el puente de Armiñán (que se había inaugurado sólo un año antes, en 1913), en el Mercado de Alfonso XII (hoy de Atarazanas), a la salida de los talleres ferroviarios y de las industrias textiles, disfrutando de un día de asueto en el Tennis Club (posteriormente conocido como los Baños del Carmen) y otros contextos correspondientes a las más diversas extracciones sociales. Uno de esos marcos es el propio cine Pascualini, regentado por el empresario Emilio Pascual, lo que llevó a pensar a los restauradores, según Griñán, que la película "fue un encargo del propio cine. Era una práctica muy extendida por entonces, y se había importado de Inglaterra, donde los local films for local people habían sido muy populares a principios de siglo. Se trataba de meter en la película al máximo número de personas para que luego fuesen a verse en el cine". La singularidad de Un día por Málaga es que esas personas se cuentan por miles, "lo que convierte a la película en un caso único: no hay nada parecido en cualquier filmoteca española".

La segunda parte está dedicada íntegramente al torero malagueño Paco Madrid, una de las estrellas más admiradas del mundo de la tauromaquia en aquellas fechas. En este caso, el documental recoge una capea del diestro en algún lugar del Valle del Guadalhorce, con todo el proceso narrado al detalle, desde los prolegómenos hasta la muerte del animal. Y aunque el interés histórico y sociológico es evidentemente menor, Griñán sostiene dos teorías al respecto: "José Gaspar fue un verdadero especialista en cine taurino, rodó muchas corridas por toda España, así que debió ser un privilegio para él pasar una jornada junto a Paco Madrid. Por otra parte, era muy habitual que los cines proyectaran películas de corridas, que tenían mucho éxito y mucho parlamento. Los toros representaban un espectáculo inaccesible para las clases menos pudientes y muchos se consolaban viendo las lidias en los cines, de manera que con ello las salas interesadas se garantizaban otro tirón comercial". En 1914, como recordó Griñán, había en Málaga seis cines (el primero en ofrecer una programación estable fue el Pascualini) y cuatro teatros proyectaban películas. Ahora, aquel mundo prodigioso queda un poco más al alcance.

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