Cultura

"Forma parte de mi propuesta literaria: dar voz a los que no la tienen"

  • 'Huida al sur', premio Edebé, es la incursión del malagueño en la novela juvenil, pero no por ello cambia su discurso, tal y como demostró ayer en su encuentro con jóvenes lectores de la Feria del Libro

Juan Madrid (Málaga, 1947) intentó ayer "desmitificar la figura del escritor" ante los jóvenes lectores a los que presentó Huida al sur (Edebé, 2008), su incursión en la novela juvenil. Este periodista, guionista, escritor y fumador -"para escribir necesito ese contacto bucal, ese pecho materno que es el cigarrillo. Me ayuda mucho a escribir"- no cambia su discurso duro y realista aunque sus lectores aún no tengan carné de conducir.

-¿Qué le ha llevado a la novela juvenil?

-Es un homenaje que yo hago, uno múltiple. Primero a los cuentos que me contaba mi padre, historias de aventuras que nos contaba a mi hermano y a mí; creo que es una de las cosas que me llevo a ser un contador de cuentos. Y luego, no olvides que yo soy de los callejones de Málaga, por lo tanto me he educado en un mundo de tradición oral. Yo también les he contado cuentos a mis hijos, historias realistas. Y en tercer lugar es que me gustan mucho las aventuras, es una pasión secreta, un vicio inconfesable.

-Pero Huida al sur (Edebé, 2008) es novela negra. Esto no es unas aventuras de los Hollister.

-Sí, es novela negra. Yo lo que no puedo, a la edad que tengo, es despintarme.

-¿Cuál es la clave para escribir para los jóvenes?

-He leído muchas novelas juveniles, y hay muchas muy buenas, pero yo creo el defecto más grande que tienen es la ñoñería. Y un muchacho de 15 años conoce el mundo. Tratar a los niños como subnormales o enanos mentales es muy peligroso.

-¿Pero leen los muchachos?

-Según las estadísticas, el mayor índice de lectura se da en los pequeños.

-¿Nos creemos las estadísticas?

-Claro, ya. Pero cuando yo empezaba a leer de niño no había libros especiales, excepto los de Guillermo Brown. Mi hijo se llama Guillermo por Guillermo Brown, que me fascinaba.

-Yo leí en una colección juvenil Las aventuras de Gordon Pym, de Poe.

-Fíjate, yo lo leí también como un libro juvenil, que me volvió loco. Luego empecé a leer sus cuentos. También encontré El Halcón Maltés de Hammet, ya como coleccionista, con el nombre de Academia de policía.

-¿En qué lugar de su obra encaja esta novela juvenil?

-Forma parte de mi propuesta literaria: es dar voz a los que no la tienen, ni siquiera en la literatura ni en la historia, que no aparecen y si lo hacen es como fondo.

-¿Se dedica más tiempo a una obra así? ¿Se ha documentado más?

-Soy un gandul enorme, que somos los que más curramos, y creo que llevo ya 43 ó 44 libros publicados. Llevo desde 1980. Pero claro que me he documentado. El lugar donde sucede la novela es mi mundo, es donde yo paso ahora el tiempo, Salobreña, a unos 80 kilómetros de Málaga.

-¿Qué aporta al lector?

-Es la primera vez que sale un personaje homosexual en una novela juvenil. Marroquí, pobre y maricón, ahí tienes la marginalidad en España, sólo falta el gitano. El tema está en cómo enfrentar al que es diferente, y está en un contexto de corrupción inmobiliaria.

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