Crítica de Cine

'Goodbye', Gorbachov

Una escena de la película de Errnesto Daranas.

Una escena de la película de Errnesto Daranas.

Inevitable no recordar aquella Goodbye, Lenin! (2003) viendo esta fábula con trasfondo real a propósito del desmoronamiento del eje soviético, materializada en la relación a través de las ondas entre un radioaficionado cubano y un cosmonauta de la estación espacial MIR. La caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética dejan a Cuba como una doble isla de resistencia de ideario comunista y marxista a comienzos de los 90. En La Habana, un profesor viudo e idealista mantiene el contacto con el exterior a través de su emisora y charla clandestinamente con un amigo estadounidense hasta que un día, por azar, cruza sus comunicaciones con el último astronauta soviético, al que las autoridades se resiste en hacer regresar a la Tierra en plena transición del régimen.

Sobre esta premisa, Sergio y Serguéi aspira a moverse entre la realidad, el drama cotidiano, la denuncia y la fábula siempre con un tono amable y costumbrista, dejando que sean sus personajes los que activen una cierta melancolía que es también la melancolía y el desencanto de un pueblo abandonado y huérfano, sacrificado por los ideales hasta la carencia y la precariedad. En la relación íntima y sincera entre ambos personajes se destila lo mejor de una película que nos gana poco a poco para su pequeña causa humanista y libertaria a pesar de cierto aire ingenuo, que se deja notar sobre todo en la caricatura de las autoridades y de ese vecino espía que amenazan con abortar la relación. Por suerte, Ernesto Daranas (Conducta) decide hacer flotar también a este último en el espacio en un recurso de realismo mágico que libera a su película de sus propios corsés.

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