Cultura

Unos Goya sin triunfador

  • Ni 'Las 13 rosas' ni 'El orfanato' arrasaron anoche en el Palacio de Congresos de Madrid, en una gala que vio como los premios 'gordos' se repartían mientras los más técnicos caían en manos de los dos favoritos

Palacio de Congresos de Madrid, lluvia que desluce y otro año más sin alfombra roja, que mandan los patrocinadores que sea verde. Los Goya son una gala catódica y dominguera, pero no de chandal sino de modelitos de diseño -aunque el de Najwa Nimri parezca de mercadillo-. A las 21.30 todo el mundo estaba sentado y la tele grabando -la emisión fue en un extraño diferido-. Antes, a partir de las 20.00, comenzó a llegar el stardom nacional, en un año en el que los novatos, encabezados por Bayona han aprovechado el hueco dejado por nuestras vacas sagradas: ya saben, ni Almodóvar ni Amenábar tuvieron película en 2007. La XXII edición de los Premios Anuales de la Academia de Cine no tuvo triunfador pero sí muchos ganadores. Dos filmes, Las 13 rosas y El orfanato, se llevaron muchas estatuillas, pero no todo el prestigio. Los demás, se repartieron el brillo.

José Corbacho, nuestro émulo de Billy Cristal, volvió a ejercer de maestro de ceremonias, con ese desparpajo desvergonzado que lo ha convertido en un tipo popular -apareció como Cristobalito, el personaje de Tony Leblanc, para luego lanzar diatribas contra el Euribor megáfono en mano-.

Como un cohete se desarrolló la gala, que hace unos años se movía como una tortuga. En menos de media hora se entregaron siete estatuillas: menores, sí, pero que cuentan en el palmarés. ¿Un punto oscuro de la noche? El discurso de Ángeles González Sinde, presidenta de la Academia, un ejercicio de auténtica brasa: "Hay mañanas en que escuchando la radio o leyendo el periódico uno pensaría que el cine de este país, una industria que genera empleo y riqueza, no es querido por sus ciudadanos y está dejando de formar parte de la sociedad".

Una de las grandes decepciones de la noche fue la que se llevó Belén Rueda al ver que Maribel Verdú recogía el Goya a la mejor actriz, por Siete mesas de billar francés. Ay, lástima. Quizá los 25 millones de euros de El orfanato en nuestra taquilla sean un consuelo, o no. Verdú llevaba cinco nominaciones, así que ya era su hora. "Esto es de las dos, y lo sabes", le dijo a su directora, Gracia Querejeta.

El homenaje de la noche fue para Alfredo Landa, quien tuvo que soportar un vídeo sobre el landismo: chicas en bikini y demás. Su amigo Garci, no estuvo allí para entregarle su Goya a toda una carrera -ah, 30 años de amistad borrados en unos meses-; Miguel Rellán y José Sacristán se lo entregan. Landa, que ya recibió un cálido homenaje en la pasada edición del Festival de Málaga. Cine Español, se despide por la puerta grande: entre aplausos. "Se lo debo todo a mi profesión". Ahí queda dicho. El de mejor actor, para el que también competía, se lo arrebató Alberto Sanjuán, por su papel en Bajo las estrellas -filme que triunfó en el festival malagueño-.

Bayona sí se llevó su Goya a mejor director novel por El orfanato, con lo que el empate que tuvo toda la noche con Las 13 rosas quizá no le importó tanto. Muchos premios técnicos y menores, pero muchos de los importantes los vieron pasar estos dos filmes.

Quien no para de lograr premios es Javier Bardem, a quien en esta gala se echó de menos. Los Goya reconocieron su Invisibles como mejor documental, en el que ejerció de productor.

La emoción vino de los que se iban, Alfredo Landa, y de los que se han ido para siempre: José Luis Coll, José Moreno, Emma Penella, Alfredo Ripstein, Carmen Rossi, José Luis de Vilallonga y Fernando Fernán Gómez.

El cine español cerró la temporada 2007 con casi un empate técnico, con El orfanato en primer puesto, pero sin competencia adulta.

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