Cultura

El Guggenheim recibe la obra gráfica del expresionista Egon Schiele

  • La muestra revisa las distintas etapas del artista a partir de sus autorretratos

El Museo Guggenheim de Bilbao expone desde hoy los dibujos del expresionista austríaco Egon Schiele (1890-1918), el pintor que plasmó sobre la piel de sus personajes, en colores rojos y violetas, el desgarro interior de la personalidad. La muestra reúne un centenar de dibujos, gouaches, acuarelas y fotografías de este artista procedentes de la colección de la Albertina de Viena, podrá ser visitada hasta el 6 de enero de 2013.

Se trata de un recorrido cronológico que se inicia con sus primeros autorretratos -poco frecuentes en la época- de formación en la Academia de Bellas Artes Viena, en los que ya mostró una ruptura con el academicismo al incluir suaves líneas onduladas que envuelven las figuras de forma armoniosa. Además de los retratos, un ejemplo de esta línea es su Desnudo femenino reclinado, de 1908, en el que una figura femenina reposa semi-inclinada consiguiendo que el ritmo de la obra fluya.

Schiele, que vivió en la Viena del apogeo cultural de Freud y Wittgenstein, se vio influido por una temática de moda entonces: la fotografía documental de medicina, que por ejemplo, retrataba la histeria en las mujeres. Ello se refleja en la mímica y la gestualidad torturada de los personajes que retrata, al tratar de reflejar la desintegración patológica de la personalidad. La combinación de sexualidad e inconsciente protagoniza toda su obra. En esta muestra instalada en Bilbao se muestran sus dibujos, de trazos de colores vivos sobre un fondo marrón uniforme (pintaba sobre papel de embalaje). El artista, como describió el comisario de la exposición, Klaus Albrecht Schroder -director del Albertina Museum- muestra el desgarro interior de las personalidad plasmando sobre la piel colores rojos, granates y violetas.

La obra Pareja sentada refleja esta profunda convicción del artista de que el hombre está solo en el mundo: una pareja de amantes en la que el hombre cuelga de los brazos de la mujer como un muñeco invertebrado. Más explícitos aún son dibujos como la figura del músico en la posición de tocar el chelo, pero sin chelo ni silla, una ausencia de decorado que es común a toda su obra.

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