Cultura

Gustavo Torner concilia 'Naturaleza y razón' en el Museo Municipal

  • La muestra se compone de dos partes, una en la que el artista utiliza procedimientos matemáticos y otra que recuerda el inicio de la fotografía abstracta en España

Gustavo Torner, una de las figuras clave para entender el desarrollo de la plástica española en la segunda mitad del siglo XX, presentó ayer en el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga Naturaleza y razón, una exposición doble en la que trata de armonizar la anarquía del mundo natural con la estabilidad estructural del pensamiento. En la inauguración de ayer también estuvieron presentes el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, el delegado municipal de Cultura, Miguel Briones, el director de la Fundación Rodríguez Acosta, José María Luna Aguilar, y el comisario de la muestra, José María de Francisco. Las obras del artista conquense se podrán ver hasta el 31 de agosto.

La primera parte de la muestra se compone de dos series: Ni orden ni caos y Complementario torcido; ambas fueron elaboradas mediante procedimientos matemáticos y estudios de geometría en 2005 y responden a la intención, según palabras del propio Torner, "de conjuntar orden y caos". La primera serie consiste en una colección de 18 guaches más un óleo sobre papel, piezas en las que el autor procede por variación de las combinaciones generativas de un triángulo y del color con que éste se manifiesta. También por variación de los fragmentos y sus reflejos surgen las aristas de las esculturas de Complementario torcido. Detrás de la consecución de estos trabajos subyace una concepción de la razón como principio ordenador en la confusa diversidad de los fenómenos.

La segunda sección de la muestra está formada por tres grupos de fotografías tomadas en negativos de blanco y negro de seis por seis en 1955. Esta producción posee un gran valor histórico, pues supone, conforme expresó José María de Francisco, "el inicio de la fotografía abstracta en España" en un tiempo en que ésta aún no era considerada un arte. En ellas el artista se vale de las técnicas más avanzadas de la época para capar la belleza oculta en las complejas irregularidades de la superficie de una roca, una corteza de árbol, un tocón abandonado..., o en el profuso entramado de unas ramas al aire, unas grietas heladas o un matojo seco. Torner se limita a enmarcar texturas diversas que cobran de inmediato una apariencia abstracta, muy similar al que presentaba su obra pictórica en aquella época. "Intentaba fotografiar materia informe", explicó el artista; "parece arte abstracto, pero es orgánico, todo se debe a una cuestión de perspectiva". De las 30 piezas que presenta esta edición, 14 se han expuesto anteriormente, en 1960 en la galería Machetti de Cuenca y mucho más tarde en la retrospectiva que el Reina Sofía dedicó a Torner en 1991. Sin embargo, aquellas tenían 50 por 50 centímetros y las que ahora se exponen miden 150 por 150 centímetros, ampliación que ha multiplicado las posibilidades expresivas de las imágenes. El espacio de 50 años que media entre las dos secciones de la exposición "corresponde llenarlo a los malagueños", comentó el comisario de la muestra: ese vacío temporal invita al espectador a intentar conciliar naturaleza y razón y a profundizar en el trabajo del autor.

Gustavo Torner -Cuenca, 1925-, artista polifacético y autodidacta, forma junto con Gerardo Rueda y Fernando Zóbel la llamada Escuela Conquense, la cual introdujo en España buena parte de las nuevas corrientes del arte moderno en la década de los 60. Su acceso a compartir parte de su producción con el Museo del Patrimonio Municipal fue definido por el alcalde como "un gesto de caridad hacia la ciudad de Málaga".

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