La remodelación de una sencilla casa situada en plena ciudad intramuros del centro histórico de Coín deparó una grata sorpresa al dueño de la vivienda, el escultor José Manuel Viano Viano. Durante las obras se percataron de la existencia de tres arcos que la historia había ocultado durante un largo periodo de tiempo bajo una capa de mortero de cal y arena, unas piezas arqueológicas y arquitectónicas de un incalculable valor histórico.

La actuación de conservación y restauración de los arcos se presentaba complicada, por lo que sus dueños y la arquitecta María José García de Arqco-Arquitectos, responsable de la obra, decidieron recurrir al asesoramiento de la empresa Quibla Restaura y la asociación coineña de protección del casco histórico Procure, para su correcta recuperación y catalogación.

"Conocíamos la existencia de dos arcos cuando iniciamos las obras y fue una sorpresa encontrar un tercero" comentó el propietario de la finca, José Manuel Viano. La aparición del tercer arco, el de mayor valor patrimonial, hizo ver que el antiguo inmueble, en sus orígenes, había sido una construcción de carácter industrial por encontrarse sitúa en la arteria principal de la ciudad antigua.

No se conoce la fecha exacta de su construcción puesto que la tradición de realizar arcos de ladrillos con alfiz sin herradura peraltado se mantiene desde los siglos XVI hasta muy entrado el siglo XVIII. Una señal que evidencia su antigüedad es que aparece en la calle de los Molinos, en la se aprovechaba la fuerza motriz del agua, ya en el interior de la ciudad amurallada medieval.

La aparición de estos arcos se une, según la arquitecta María José García, a otros hallazgos en reformas de inmuebles en otros puntos del casco histórico.

Pese que está demostrado que Coín fue la capital de la Algarbía (occidente de Málaga) y punto estratégico entre la ciudad de Granada y el Campo de Gibraltar no goza de declaración administrativa de conjunto histórico.