Arte Desde el arte-crítica a la revisión de los bodegones hay más de medio siglo de creación

Incesante, intenso Chicano

  • Al hombre participativo y vinculado con las tradiciones le acompaña una trayectoria que no siempre ha reconocido la Historia del Arte

Los que conocen bien a Eugenio Chicano saben que es un cautivador nato, el hombre de las mil historias, el que habla con el tendero de su barrio del tran-trán diario y que al mismo tiempo diserta sobre Tiziano Vecellio. Pero el personaje cercano y participativo, el amante incondicional de los verdiales, el cante y las tradiciones de su tierra, también fue el pintor que representó a España en la Bienal de Venecia de 1982, el artífice de la puesta en marcha de la Fundación Picasso en una ciudad que apenas le reconocía y el autor que sorprendió a una generación un tanto anquilosada con la apropiación de un lenguaje pop crítico con su sociedad más inmediata. Casi un centenar de exposiciones individuales, muestras colectivas, murales, carteles y obra gráfica dan cuenta de la trayectoria de un artista cuya figura juega un papel más importante del que, en muchos casos, se le reconoce en la Historia del Arte.

Escribió el catedrático Eugenio Carmona que Chicano tiene "un don, una cualidad que no sólo es facilidad y habilidad que trasciende las técnicas del taller, sino algo que reside en su ánimo, en su manera de ser. Es como si entre su pintura y él mismo existiese una nítida sintonía de temperamento". Además de su arrolladora personalidad, el tiempo que le tocó vivir jugó un papel determinante en el desarrollo de una creación de sello inconfundible. "Chicano parte de un gran amor a la cultura popular en su mejor definición", explica Eugenio Carmona. "Pero ese referente necesita ser desbordado y lo hace siendo alguien de su época", añade el catedrático. Fue su momento el de la explosión de la cultura de masas, algo que le otorgó nuevos signos de expresión, ricos lenguajes que venían también aparejados a la sociedad del consumo y la alienación. "Él supo ver esta doble faz y las vincula con la sensibilidad de un arte pop muy a la europea, que busca la crítica con su entorno", considera Carmona.

Y añade algo más. Chicano es capaz, según el catedrático, de mezclar referentes, de unir insólitamente en sus piezas lo que no está de por sí unido. Así crea un universo particular en el que pueden convivir el cante con la delantera del Athletic de Bilbao. "Evoca recuerdos, figuras y los reencuentra", comenta el crítico y doctor en Historia del Arte Juan Francisco Rueda. Pero todo tiene un comienzo.

primeras experiencias

Debió aplazar la decisión hasta su vuelta del Servicio Militar pero a esas alturas ya era perfectamente consciente de que quería dedicarse profesionalmente a la pintura. "Eugenio Chicano tuvo una formación muy potente, es un pintor que se hizo a sí mismo, que tocó todos los palos", subraya Agustín Delgado, autor del libro Eugenio Chicano. Vida y obra. Para el profesor Juan Antonio Sánchez López un aspecto muy importante de su poética es que "siempre ha defendido mucho el oficio de pintor, la necesidad de controlar la técnica, los procedimientos, algo que le permite luego actuar con libertad". "Un artista que domina los secretos del oficio es el que tiene los resortes para vencer a la tradición", considera el profesor de la Universidad de Málaga.

Ante el poder de la hoja en blanco Chicano "mordió el sortilegio de la pintura", como él mismo confiesa, y ya no pudo parar de crear. Se fijó en el Muelle de Pescadores, en los personajes y paisajes que lo circundaban. Trabajó como escenógrafo del Grupo de Amigos del Teatro del Conservatorio Profesional de música y Escuela de Arte Dramático y formó parte de los grupos Montmatre y Picasso. Cuando tenía tan sólo 20 años, en 1955, hizo su primera exposición en la Sala del Club de Prensa de Málaga.

años 60

En la década de los 60, Chicano "interroga las claves del arte contemporáneo a través de los iconos que estaba generando éste", asegura Agustín Delgado. Además de representar los lenguajes propios de la sociedad de masas, hace arte-crítica al reflejar "la opresión y el miedo cotidianos en la época", dice Delgado. "Si analizamos la obra de Chicano en su contexto malagueño podemos decir que fue el único que tuvo un compromiso social y político destacado en los años 50 y 60", comenta el crítico Juan Francisco Rueda. Y todo esto lo hace sin dejar de lado un rasgo que le acompañará durante toda su producción, "su acercamiento a lo popular y a lo vernáculo", dice Rueda. "Los verdiales, el flamenco, la copla y la Semana Santa los entiende como rasgos identitarios, los toma y moderniza el lenguaje con el que se acerca a ellos", añade el crítico.

su etapa italiana

En 1971 Chicano se trasladó a Verona, donde fue recibido "con los brazos abiertos", agradece el pintor. Alejado ya de España y con una dictadura dando sus últimos coletazos, ya no era necesario tener una postura tan juiciosa y comenzó a moverse por otros terrenos. "A finales de los 70 y en los 80, Chicano hizo una producción muy interesante con las series Poética de un fotograma y Homenajes", considera Juan Francisco Rueda. Es el momento de beber de la nueva figuración italiana. Las muertes de Picasso y de Franco, la nostalgia, le hicieron rendir tributo a los grandes maestros y rescató figuras de la Generación poética del 27 y reivindicó el papel de Picasso, Juan Gris, Machado, Altolaguirre, Buñuel y Moreno Villa, entre muchos otros. "Ha sido un pintor comprometido en recuperar a artistas que han estado en el olvido", añade Rueda.

vuelta a málaga

En 1986 volvió a Málaga para poner en marcha la Fundación Picasso. Una vez aquí, y cuando sus labores de recuperación de la memoria del genio se lo permitían, "revisitó los paisajes de juventud con una fuerza de composición mucho más sintética", destaca el autor del libro Eugenio Chicano. Vida y obra. A finales de los años 90 creó la Suite Málaga y la serie dedicada a las torres almenaras. Antes, en 1992, representó a España en las Olimpiadas de Barcelona.

sus retos más recientes

El nuevo milenio lo comenzó con una revisión de las figuras fundamentales de la copla, todas ellas interpretadas con un lenguaje más que inequívoco, y en 2006 el Museo del Patrimonio Municipal acogió una de sus producciones más recientes, la revisitación del bodegón clásico. "Partía de la relectura de los bodegones barrocos e hizo un trinomio en los que los fusión con dibujos de Picasso e iconos informáticos, el resultado fueron piezas que eran las tres cosas, ninguna de ellas y algo totalmente distinto", comenta el profesor Juan Antonio Sánchez López. Las evocaciones constantes, la "síntesis espacio temporal", como considera Agustín Delgado, han estado siempre presente en la obra de un artista que destaca, según estudiosos de su obra, por su inquietud. "Chicano siempre está reinventándose a sí mismo y representa bastante bien la verdadera esencia de la vanguardia, esa actitud inconformista, la curiosidad intelectual y el dinamismo para no anquilosarse", considera Sánche López.

Para Eugenio Carmona, "todas sus etapas son brillantes, pero quizás la italiana, la de la nueva figuración, es la que más sorprendió a mi generación". "Fue muy importante esa referencia, porque aportaba algo distinto a la larguísima tradición del informalismo, que pertenecía a otra época. Fue muy sorprendente que en un entorno como el nuestro alguien desarrollara esa habilidad". Pero la mecha de Chicano aún no ha terminado. Incesante, intenso, continúa diariamente siendo fiel a la decisión que marcó su vida: ser pintor.

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