Cultura

Interesante corrida de Dolores Aguirre

  • Joselillo, con un gran lote, corta una oreja y pierde premio por los aceros en su segundo · Mora derrocha torería y sufre una espectacular cogida · Serafín Marín, descentrado

GANADERÍA: Corrida de Dolores Aguirre, bien presentada y de juego interesante en su conjunto. Destacaron en la muleta el cuarto, pronto, repetidor, con recorrido y mucha duración y el sexto, noble y repetidor. TOREROS: Serafín Marín, de rioja y oro. Pinchazo y estocada (silencio tras un aviso). En el cuarto, dos pinchazos y pinchazo hondo (pitos tras aviso). David Mora, que hacía su presentación, de rosa pálido y oro. Bajonazo (silencio tras aviso). En el quinto, estocada (saludos). José Miguel Pérez 'Joselillo', de grana y oro, de grana y oro. estocada caída (oreja). En el sexto, pinchazo, otros dos pinchazos y cuatro descabellos (saludos tras dos avisos). Incidencias: Plaza de toros de Pamplona. Sábado 11 de julio de 2009. No hay billetes.

La corrida de Dolores Aguirre, muy seria, mansa en los primeros tercios, en consonancia a su encaste -Atanasio-, resultó más que manejable en la muleta, con un excelente lote para José Miguel Pérez Joselillo, que le brindó la oportunidad para un éxito memorable, de órdago, y que se saldó con un sólo trofeo, generoso, a su primero, entre tanto en el sexto perdió premio por el fallo con los aceros, escuchando dos avisos.

Joselillo fue premiado generosamente con una oreja de su primero, un gran toro en la muleta por su prontitud, recorrido y duración y al que únicamente le faltó clase. En los primeros tercios salió siempre suelto. Joselillo realizó una labor esforzada y entonada, que comenzó con un par de valerosos pases por la espalda y remató de una estocada caída. Con el sexto, muy noble y repetidor, con un excelente pitón izquierdo, el diestro vallisoletano se entregó de manera desmedida para descerrojar la Puerta Grande, pero no lo consiguió. Abrió la faena en los medios, con muletazos de rodillas. El torero se esforzó en una labor para la galería, con exceso de muletazos desceñidos y fuera de cacho. En cualquier caso, a su modo, logró meterse al mocerío en el bolsillo, que coreó su nombre "¡Joselillo!, ¡Joselillo!", mientras se batía el cobre con un toro exigente, pero muy agradecido, que le enganchó en el epílogo de la faena, buscándole con saña en la arena. El diestro se levantó desorientado tras la tremenda paliza. Y cuando ya parecía que el modesto torero contaba con una papeleta del premio gordo, falló reiteradamente con la espada y el verdugüillo y perdió el triunfo de su vida. De la ya casi cantada Puerta Grande estuvo a punto de recibir los tres avisos.

David Mora rezumó torería ante su lote. Fue, con mucho, el diestro que mejor toreó. Aunque apenas contó para una plaza que es una jaula de grillos. Le pudieron las ganas y se pasó de metraje en ambos toros. El madrileño vivió dos escenas angustiosas con su primero, un animal de impresionante arboladura, que salió como un tren y le arrolló golpeándole con los cuartos traseros cuando lo recibía a portagayola para una larga cambiada de rodillas. Se levantó mareado. Aun así, precioso quite a la verónica. Luego, al final de un largo y meritorio trasteo, con el temple y el gusto como principales virtudes, fue volteado de manera espulznante. Buena faena a un toro manejable, pero sin franqueza, que comenzó con pases sentado en el estribo y con el que dibujó bellos muletazos por ambos pitones. Mató de feo bajonazo. Con el manso cuarto, que se rajó de inmediato, toreó muy suavamente con la diestra y también sacó algún natural suelto con categoría.

Serafín Marín anduvo perdido toda la tarde. El toro que abrió plaza era casi tan alto como el diestro, que tiene estatura de pivot. Y lo peor, sus armas eran cornimonumentales, muy abiertas, levantadas y astifinas. El barcelonés no llegó a centrarse en la faena de muleta, en la que humilló el animal en los primeros compases. El catalán consiguió lo mejor de su pobre actuación en un buen recibo a la verónica. Al manso cuarto, que huía al sentir el hierro, le dieron excesivamente cera. Pese a ello, llegó con movilidad a la muleta. Resultó manejable y Marín anduvo todavía más espeso.

La tarde era para Joselillo. Rozó el premio gordo. No lo olvidará jamás. A la postre, el titular se lo llevó Dolores Aguirre, que envió una interesante corrida a Pamplona, con varios toros con motor.

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