Cultura

José Luis Puche investiga lo visual en la exposición 'Como nieve que baila'

  • El artista malagueño defiende la confluencia de idea y forma en la muestra, un repaso a su carrera que acoge el Centro de Arte Contemporáneo hasta el próximo 26 de agosto

"Los artistas somos investigadores de lo formal", afirmó ayer el pintor malagueño José Luis Puche, que inauguró su exposición Como nieve que baila, en la que defiende la técnica al igual que las ideas que emanan del cuadro. El CAC Málaga acogerá esta muestra hasta el 26 de agosto.

En total son 29 las obras expuestas, en las que lo que se ve "no es un dibujo, sino un acontecimiento", que surge "con la esperanza de ser una pintura", explicó ayer en una rueda de prensa en el museo el artista, acompañado del director del centro, Fernando Francés.

El autor pinta primero con carbón graso y luego rocía el resultado con agua

La muestra, para la que el pintor ha creado muchas de sus obras, reúne piezas desde 2015 en las que se puede apreciar su paso "del carbón a la bruma", la evolución de sus cuadros, en los que el vuelo "es algo muy importante", así como el hecho de que tanto las pinturas de seis metros como los dibujos de 30 centímetros gocen de la misma relevancia, pues para el artista lo que cuenta es la idea con la que se trabaja.

Así, Puche, un historiador del arte que aprendió de manera autodidacta a crear, construye situaciones que parecen fotogramas que proponen al visitante un juego intelectual. En sus últimos trabajos el malagueño usa la técnica de pintar el dibujo con carbón graso y rociarlo luego con agua. Como nieve que baila, obra que da título a la exposición, recuerda a The snow is dancing, música del compositor francés de finales del siglo XIX Claude Debussy. Puche muestra en este cuadro "una serie de soldados en un paisaje casi romántico" que bailan mientras dos tocan el violín en un ambiente de bruma como Debussy, explicó por su parte el director del CAC.

En la obra del malagueño continuamente aparecen iconografías sobre la historia del arte del siglo XX y de la actualidad. "Me parece una conjunción muy interesante. Con una suerte de ironías José Luis habla de la restauración de un museo en la que pintan el techo sin retirar los cuadros y aparece una gran ambigüedad: los cuadros que están puestos en las paredes son nombres de artistas megaconocidos y como hay un tipo pintando el techo da la sensación de que va a caer esa pintura, va a tapar los cuadros y va a tener que inventar una nueva pintura", resaltó el mismo Fernando Francés.

"Ese ejercicio de ambigüedad, de respeto hacia ciertos artistas pero al mismo tiempo lanzando la idea de que incluso eso lo tenemos que replantear e igual tacharlos. Ahí es donde reside el gran valor de Puche, en ese aspecto intelectual", subrayó el comisario al respecto.

El tema del vuelo y la caída es recurrente en los trabajos de Puche. En Air 6 (2016) y Counting Coup (2017) unos bañistas caen sin que se pueda saber su destino; mientras que en Westside in Santa Mónica (2018) es un surfista el que se precipita. De igual forma, en Air 2 (2016) y Air 7 (2016) se aprecian imágenes en blanco y negro de cómo el artista ha detenido el aire y el tiempo con una fotografía, como en Air 2, donde un palmeral se agita con el viento de una borrasca.

Los blíster de pastillas son otro elemento que el autor usa repetidamente, y que Francés definió como la representació última de la industrialización. En Gonosiana (2015) aparecen como un elemento extraterrestre tras un escaparate; en House of Cards (2015) forman una pequeña estructura que puede caerse en cualquier momento, elementos ampliados que se pueden ver en Duluth (2015), con ciertos matices de cine negro.

Es este género otro recurso insistente de Puche, que se observa en Pársifal in Aspen Colorado (2018), North River (2016), Sue y la amiga V (2016), donde intervienen policías buscando pruebas y deteniendo a delincuentes.

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