guillermo arriaga. escritor

"Hay una Justicia para quienes tienen poder, y otra distinta para los pobres"

  • El mexicano presenta estos días en España 'El Salvaje', una historia cruda y poética que habla de "lo indestructible del ser humano y de cómo la vida se sobrepone a las pérdidas más feroces"

El narrador y cineasta Guillermo Arriaga, durante la entrevista.

El narrador y cineasta Guillermo Arriaga, durante la entrevista. / antonio pizarro

Hay en el arranque de la nueva novela de Guillermo Arriaga, El Salvaje (Alfaguara), una imagen feroz y turbadora: el protagonista estaba predestinado a nacer junto a un gemelo, pero en el vientre de su madre libró una cruenta batalla y consiguió arrinconar al hermano y provocar que se enredara con el cordón umbilical hasta la asfixia. El autor inicia así una historia sobre la supervivencia, la de Juan Guillermo, un joven rodeado por la muerte -su otrohermano, no ese gemelo fantasma, será asesinado por un grupo de fanáticos religiosos, y sus padres no superarán la pérdida-, que está convencido de la necesidad de la venganza pero que también conocerá el amor en su camino. Como en obras anteriores -la novela El búfalo de la noche, los cuentos de Retorno 201 y los guiones de Amores perros o Los tres entierros de Melquíades Estrada-, Arriaga (Ciudad de México, 1958) vuelve a exhibir su ambición con un libro complejo, crudo y poético, una ficción que presenta estos días en diversas localidades españolas.

-Aquí, al igual que en otras propuestas suyas, hay una mirada preocupada por la violencia y sus efectos, una búsqueda de la trascendencia. ¿Cree que sus creaciones tienen un sello identificable?

-Creo que más que una preocupación por la violencia, en mi obra hay una preocupación por la vida, por su potencia. De lo que yo quiero hablar es de cómo la vida es capaz de sobreponerse a las pérdidas más feroces. Al final, el libro habla de lo indestructible del ser humano. Sí hay violencia en el relato, porque es algo que siempre está flotando sobre los hombres.

-La historia se ambienta hace unas décadas, pero su retrato de la intolerancia y el fanatismo puede encontrar una prolongación en el presente.

-Pienso que la intolerancia es quizás el mayor mal de cualquier sociedad, porque conduce al miedo, al odio. Y, desgraciadamente, nos encontramos con la intolerancia de nuevo. Donde gane la ultraderecha en Europa, en Holanda, Francia o Austria, nos vamos a ver en una situación muy comprometida. Volverán a aparecer en la calle las julias [expresión coloquial con la que se define a los furgones de Policía en México], como están en Estados Unidos ahora amenazando a los indocumentados.

-La narración alcanza las 700 páginas, pero usted en un principio no sospechó esas dimensiones.

-Cuando yo escribo parto de algunas vagas historias que he ido albergando en mi cabeza, pero eso no significa que tenga claro lo que voy a hacer. Trabajo sobre la marcha sin saber hacia dónde me dirijo. Ha sido una aventura que por suerte ha acabado muy bien, veo que los lectores se involucran con la historia. La primera edición del libro en España se agotó en una semana, y ya va para la tercera; en México está cerca de la cuarta. Y cuando era un manuscrito se subastó y fue comprado en nueve o diez lenguas, ya no recuerdo. Eso me da mucho gusto.

-Usted, como su protagonista, pasó por escuelas privadas y bilingües, centros que no salen precisamente bien parados en el libro.

-En El Salvaje me baso en las dos escuelas a las que fui. En una, la disciplina era lo más importante; en la otra prevalecían el diálogo, el aprendizaje, como decimos en México, de buena onda. En la primera escuela nos dejaban escuchar a los Beatles casi como un mantra. Para que aprendan inglés y se diviertan, nos decían. Todavía me sé canciones [y canturrea la letra de Yesterday]: Yesterday / all my troubles seemed so far away...

-¿Y usted los odia también, como su personaje?

-No puedes detestar a alguien de la calidad de los Beatles. Pero, como el personaje, prefiero a Jimi Hendrix, que me deslumbró.

-Uno de los temas sobre los que reflexiona es cómo la Justicia se alía con el poder.

-Con los casos de corrupción, ustedes los españoles están viendo que la impunidad va ligada al poder político, económico. Hay una Justicia para quienes tienen recursos y otra para los que no. Cuando se mata a alguien con una buena situación económica, se mata a alguien con tal nombre, alguien muy querido. Pero si esa persona es de clase baja es alguien anónimo en el barrio tal, ah, un muerto más. Y lo peor que puede pasarle a una sociedad es que sus ciudadanos se conviertan en seres sin identidad.

-Ese debate será especialmente doloroso en México, supongo.

-Sí, pero también en España, ¿no? ¿Cuántos esfuerzos se están haciendo para recuperar los restos de las personas a las que mataron en la Guerra Civil y darle una identidad a esos muertos?

-Ha trufado el libro de leyendas que le dan una dimensión poética a la narración.

-Como no sabía bien de qué trataba la novela [sonríe], agarraba libros de mi biblioteca, sobre todo de antropología, y leía alguna leyenda o algún episodio histórico que tomaba como prefacio de lo que iba a escribir. En mis viajes, como el que hice a los conventos de Bucovina, en Rumanía, también me contaban leyendas que me servían. Lo que yo quería reflejar con esto es que no importa el momento al que pertenezcas, porque en la experiencia humana siempre habrá conexiones con otros tiempos. El personaje de Carlos es acusado por los "buenos muchachos" de pervertir la juventud y ofender a los dioses, las razones por las que denunciaron a Sócrates.

-Hace casi diez años desde que dirigió el largometraje Lejos de la tierra quemada. ¿Tiene algún proyecto a la vista?

-No, ahora no. He tardado cinco años en escribir esta novela, pero no he estado ajeno al cine. Hice algunos cortos (Broken night, El pozo), el fragmento de una película para Brasil [Rio, eu te amo, un proyecto que codirigían Fernando Meirelles, John Turturro o Paolo Sorrentino, entre otros] y el guión de Desde allá, una película dirigida por Lorenzo Vigas que ganó el León de Oro en Venecia.

-En Venecia, por cierto, presentó Lejos de la tierra quemada y le dieron a Jennifer Lawrence el Premio Marcello Mastroianni, que galardona al intérprete más prometedor. Antes de la carrera triunfal que ha tenido, usted la descubrió.

-La verdad es que me siento muy privilegiado de haber trabajado con Jennifer, que como Charlize Theron tiene una fuerza bruta, algo interior, que hace que sea una actriz fantástica. Déjeme decirle que a Jennifer la elegí el primer día de selección del reparto, cuando tenía un mes para ello.

-Ciertamente, la lista de actores que ha interpretado sus textos es abrumadora: Sean Penn, Naomi Watts, Cate Blanchett o Tommy Lee Jones, entre otros.

-Sí. No tengo la mejor queja con Hollywood. Allí están condenados a hacer películas comerciales, pero para mí la gente con la que he trabajado representa lo mejor de la sociedad estadounidense.

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