Cultura

Nicolas Cage como género

Acción, thriller, EEUU/Francia, 2014, 98 min. Dirección: Paco Cabezas. Intérpretes: Nicolas Cage, Rachel Nichols, Peter Stormare, Danny Glover, Aubrey Peeples, Max Ryan, Michael McGrady, Weston Cage. Guion: Jim Agnew y Sean Keller. Producción: Michael Mendelsohn y Richard Rionda del Castro. Cines: Plaza Mayor.

Nicolas Cage renunció a ser un actor (vocación para la que no estaba muy dotado, la verdad) para convertirse en un género. Cuando quería ser actor trabajó con su pariente Coppola, Norman Jewison, los Coen, Lynch o Figgis. Después vinieron La roca, Con Air y Cara a cara, las tres rodadas entre 1996 y 1997, y su carrera cambió. Aprovechando los restos de su imagen de tío legal a lo James Stewart, la enriqueció con el añadido de que más vale no cabrear a este tipo que, como Mae West, cuando es bueno es bueno, pero cuando es malo es aún mejor. Sin dejar el estereotipo de buen padre que viaja con un osito para regalárselo a su hijito, le fue añadiendo un pasado turbio y violento del que pretende redimirse, o incluso del que ya se ha redimido, pero que siempre puede volver como un monstruo dormido que se despierta cuando le provocan. Y se fue creando el género Nicolas Cage que devoró al actor Nicolas Cage.

Tokarev es como un traje cortado a la medida para este personaje por los guionistas Jim Agnew y Sean Keller. Con dobles bolsillos de trampas para desconcertar al espectador. Cage es un buen ciudadano y padre de familia dentro del que despierta el monstruo que fue cuando su hija es secuestrada por unos mafiosos. El sevillano Paco Cabezas remata el traje con todas las cámaras lentas, efectismos, sordideces de diseño y violencias de mentirijillas (se pega, se tortura, se persigue y se dispara… ¡a lo bestia!... pero como si fueran mañas de lucha libre: pura exhibición) que el género Cage requiere. Una banda sonora horrenda (lo peor de la película junto al estilismo capilar) remata el conjunto como un clavel en el ojal de este traje hecho a la medida.

Aunque hay un pequeño homenaje a La noche de los muertos vivientes, parece que los referentes del director son el peor Brian de Palma (al fin hizo con Cage Ojos de serpiente) y John Woo. Sin olvidar a Michael Winner, padre de estas exageradas sagas de justicieros en las que reinó Charles Bronson. Perfecta para los fans de Nicolas Cage, a quienes se les regala hasta el momento sagrado en el que berrea arrodillado. Se agradece la presencia de ese buen actor que es Danny Glover, mejor cuanto más envejece.

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