Cultura

El Niemeyer se estrena con un "hágase la luz" en versión Saura

  • El director reflexiona en su exposición para el centro creado en Avilés por el arquitecto brasileño sobre "cómo a través del ojo, el ser humano se abre a la luz"

Ausente o cegadora, reveladora o tramposa, la Luz del cineasta aragonés Carlos Saura se filtra, acaricia e inunda la cúpula del Centro Niemeyer de Avilés en un recorrido entre didáctico y poético que sirvió para inaugurar ayer el complejo del arquitecto brasileño como espacio expositivo.

Hasta el 11 de septiembre, esta exposición concebida por el director de Cría cuervos, comisariada por Asier Mensuro y realizada en colaboración con el director de fotografía José Luis López Linares, reflexiona sobre cómo "a través del ojo, el ser humano se abre a la luz" e inventa los elementos que pueden sustituirlo, "como las cámaras de fotografía y cine", según Saura.

Si la Biblia tuvo en su capítulo inicial un "hágase la luz", el Centro Niemeyer también ha querido centrar su génesis como anfitrión de exposiciones artísticas con este peculiar estudio de ese mismo elemento. "Es un tema brutal, enorme, inabordable", ha asegurado Saura, quien mezcla en la muestra ciencia, ilusión y creación.

A la complejidad de un leit motiv tan intangible como es la iluminación se suma la adaptación de ésta a la arquitectura de Niemeyer. "No ha sido nada fácil, dada su estructura. Nos hemos roto la cabeza durante meses para compensar las deficiencias expositivas del edificio -inaugurado el pasado 25 de marzo-, que es maravilloso pero no está pensado para esto", ha dicho el artista oscense.

En el recorrido por la muestra Luz, que se inicia con la más absoluta oscuridad, la gran semiesfera blanca hace las veces de firmamento.

Ahí, la luz por excelencia, la del sol, brilla y se apaga para dejar paso a algunas obras maestras de la pintura, desde Van Gogh a Edward Hopper, reelaboradas y animadas por Saura, quien ha viajado durante los últimos ocho meses hasta montar la muestra.

"He sido fotógrafo desde que era niño. Es un campo que técnicamente tiene pocos misterios para mí, pero el problema es inventar algo que sea tuyo, a veces en contra de las opiniones ajenas", ha explicado quien recibió con Tango en el Festival de Cannes una mención especial por su tratamiento de la luz, apoyado en su gran colaboración con el director de fotografía Vittorio Storaro.

Saura, que en la última época de su carrera se ha centrado en un cine prácticamente sensorial, no sólo explora la importancia de la luz en el arte -con referencias a películas como Gertrud, de Dreier, o La dama de Shanghai, de Welles- sino también en la existencia, como creadora de sombras y detonante de miedos.

"No conozco ningún niño que no haya pasado un momento de terror ante la oscuridad. O esa sensación de caerse por la noche. Es el terror que tenemos los que sabemos ver", ha asegurado quien retratara en Ana y los lobos o Cría cuervos una España negra.

Y así, los niños y sus miradas limpias, tienen un protagonismo especial en la muestra, con una sección especial para que pinten sus impresiones sobre la exposición y por el tratamiento "lúdico y didáctico" que ha buscado este acercamiento a la Luz.

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