Diez canciones, diez discos. Diez. La mitad de veinte, igual a los años que Niños Mutantes llevan siendo una de las caras guapas de la música independiente de este país. Después de una crisis profunda en la que miraron frente a frente -como la canción de Bunbury- la posible disolución de la banda, los granadinos hicieron honor tanto a su nombre como a la teoría evolutiva de Lamarck: al final mutaron. El resultado fue un sonido más próximo a sus comienzos, un nuevo disco titulado Diez, que presentarán el próximo sábado 25 en la malagueña Sala Trinchera (C/ Parauta, Polígono La Estrella) a las 21:30.
-¿Están orgullosos de este último disco?
-Mucho, además creo que se nos nota. Hombre no todos los discos son iguales en las sensaciones que te crean por las circunstancias que le preceden y en este caso, por el desafío que nos habíamos autoimpuesto de grabar un décimo disco, que tiene mucho peso. Nosotros hemos salido con la sensación de que había inspiración y que había un cambio de actitud que era lo que buscábamos. Pero eso es lo que nosotros sentimos, luego la percepción que llega del exterior es la que sirve para que te lleves una hostia o no. Esta vez esa impresión ha sido muy buena, yo creo que es el disco que mejores críticas ha recibido. Estoy convencido de que si no es el mejor al menos es de lo mejores. Justo lo que nosotros queríamos hacer en este momento.
-¿Es vuestro hijo favorito?
-Mis favoritos siempre son el primero y el último (risas). El tiempo pone a cada disco en su sitio y ya tenemos experiencia con trabajos de los que te has enamorado al principio y luego te desenamoras. Eso sí, hay amores que perduran y yo tengo la sensación de que éste va a ser uno de ellos.
-¿Tras una crisis y una reconciliación cómo se afronta un nuevo trabajo?
-Se afronta con mucha tensión y con un ambiente muy cargado para lo bueno y para lo malo. En nuestro caso fue para lo bueno creo. Hemos pasado por la experiencia de ver una disolución cerca, cuando en la vida habíamos pensado que eso podía pasarnos a nosotros, éramos vírgenes en eso y vimos que las amistades más sólidas podían quebrarse. Quizás eso nos hizo aferrarnos a la música con mucha más fuerza porque siempre encontramos puntos de conexión, aunque también haya diferencias. Muchas veces la creación es una lucha de egos, que es cuando el proceso se convierte en algo más absurdo, en ese momento nos dimos cuenta de cuánto habían luchado nuestros egos fuera del local de ensayo y que teníamos que centrarnos en la música y en las sensaciones y en dejarnos llevar.
-¿Qué tipo de trabajo ha salido de ahí?
-Ha salido un disco con una gran característica, la vuelta a la electricidad. Nosotros estábamos transitando por un camino de pop mucho más amable y con menos aristas y teníamos la intención de volver a algo con mucho más músculo. Quizás eso también refleja un estado de ánimo donde había energías que canalizar. Creo que también se ve en la parte lírica, en las letras, es un disco en el que hay un sentimiento común de quitarse un peso de encima y mirar de frente a las cadenas que tenemos.
-Diez ha sido grabado en el Valle de Lecrín, en el estudio de Martin Glover Youth y con los León Benavente como productores.
-Eso ha influido mucho, primero porque el estudio es un sitio maravilloso e inspirador. Quien salga de ahí sin hacer un buen disco que piense en retirarse (risas). Además con los León nos une una amistad de mucho tiempo y pensamos en ellos porque no queríamos productores al uso que tuvieran sus propias rutinas y un sonido muy hecho. Queríamos más bien músicos que quisieran meterle mano a la producción. A parte somos muy fan de lo que hacen en su banda.
-¿Es cierto que no les dejaron tocar acústicos?
-(Risas). Bueno hay un piano de cola maravilloso... pero no, a lo que se negaron fue a usar guitarras acústicas, a las que yo soy muy aficionado, por cierto. En los últimos discos hay muchas y eso imprimió un carácter más suave y más alejado del rock. Quizás por eso se negaban, pero como soy un cabezón pasamos a meter las guitarras acústicas por el amplificador como si fueran eléctricas y dio unos resultados fabulosos.
-¿Cuántas mutaciones llevan ya en el cuerpo después de tantos años?
-Uff... llevamos ya unas cuantas. Yo creo que hay señas de identidad que mantenemos y cosas que a veces son imposibles de cambiar. Pero creo que hemos mutado, que es obligación en un artista, y que hemos cogido registros muy diferentes a lo largo de esta carrera. Son mutaciones que nos han ido enriqueciendo. Además estoy totalmente convencido de que al tener una carrera larga hemos podido investigar y meternos en personalidades que han hecho que nuestra música se enriquezca muchísimo.
-Llevan veinte años de carrera y han visto pasar de todo en el mundo de la música. ¿Cuál cree que ha sido el cambio más importante?
-Seguramente uno sea el cambio de formatos para escuchar música, que ha cambiado muchas cosas. Nosotros nacimos con el vinilo, crecimos con el cassette y realmente estábamos ya inmersos en la fiebre la música con el CD. La música por las redes en digital ha cambiado totalmente la manera de consumir música. Sin duda nada es como antes, el acceso universal e inmediato de todo tipo de música es interesante y enriquecedor pero también hemos ido a una forma de escuchar música mucho más compulsiva y consumista, buscando la satisfacción inmediata y sin tener que parar para devorarte un disco entero. Ahora picoteamos música. Y creo que en el fondo nos empobrece. Al final eso deja poco poso. Otro de los cambios es en la música independiente: antes éramos cuatro chalados los que apostábamos por ella y ahora es algo de moda y con el fenómeno de los festivales ha hecho que también que dispare.
-Todos esos cambios se ven reflejados en el panorama musical granadino.
-Creo que no afecta mucho. La mayoría de grupos se plantean las canciones como antaño. Quizá sí se notan más cambios en cuanto al planteamiento de las bandas en los conciertos. Porque cuando empezamos el planteamiento era diferente y bueno se salía al escenario sabiendo tocar poquito y sin querer dar mucho espectáculo.
-¿En Granada hay sobrecarga de bandas?
-En absoluto, yo he echo en falta incluso más bandas nuevas que despunten a nivel nacional. Creo que ahora mismo estamos en un compás de espera para que salga la siguiente gran banda granadina que nos de una patada en el culo a los que llevamos mucho tiempo en la cresta de la ola (risas).
-¿De las emergentes por cuál apostaría para ese relevo?
-Me parecen muy interesante Harakiri Beach, nuestros favoritos son Trepat (aunque ya no son nuevos del todo) y luego Rey Chico. Aún seguimos esperando bandas nuevas y que tengan la osadía de enfrentarse a los padres (risas).
-¿Los Planetas o Lori Meyers?
-(Risas). Ambos han escrito páginas muy importantes a nivel nacional y tenemos amigos en ambos grupos pero por proximidad y afinidad siempre hemos estado más cerca de Lori Meyers.
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