firmado mister j. por J. Fernández

Noticias de otra dimensión

  • Van publicados ya tres imprescindibles volúmenes de 'Frank', adictiva obra maestra del onirismo en viñetas, todos en el catálogo de Fulgencio Pimentel

Seré claro y conciso: Frank es la mejor serie de tebeos que hay en el mercado. El angelino Jim Woodring (1952) ocupa hoy el lugar que en su día perteneció a los creadores más aventajados del séptimo arte, los Windsor McCay, Cliff Sterrett, Frank King o George Herriman, ese selecto conjunto de visionarios de la tira impresa, de irredentos exploradores del lenguaje gráfico. Posee, como ellos, una estética arrebatadora, maestría y una temática propia. Y claro, lo de los otros fue hace un siglo, pero Frank lleva ocurriendo desde hace menos de dos décadas. Mejor dicho, está ocurriendo ahora, así que nos pertenece en mayor medida.

Puestos a describir la serie, se puede decir que Frank es una sucesión de historietas de extensión variable, impresas -según el caso- en impresionante blanco y negro o en apabullante color, y protagonizadas mayormente por Frank, una suerte de funny animal de especie y género indeterminado, puro dibujo, a veces negro y a veces púrpura, de dientes prominentes y una curiosidad infinita. También que las peripecias de Frank acontecen en un mundo campestre, ajeno a las leyes de la física y la razón, pero no carente de su propia lógica, cargado de arquitecturas imposibles y poblado por una nutrida sucesión de formas y seres de la imaginación, a menudo grotescos, insólitos como los conflictos que los vinculan entre sí. Y que en dichos conflictos hay trazas de miedo y de dolor, de deseo y soledad, de hermosura y feísmo, de una hiriente y constante ternura.

Van publicados ya tres imprescindibles volúmenes de esta adictiva obra maestra del onirismo en viñetas -poesía gráfica, que no novela-, todos incluidos en el catálogo oblicuo y valiente de Fulgencio Pimentel, escaparate de constante asombro para al lector avisado. Son independientes entre sí, piezas de un elegante y fastuoso tapiz, y se puede comenzar la lectura por cualquiera de ellos, pues no hay ninguno menos bueno. Este que acaba de salir, La cuerda del laúd, es especialmente gozoso, muy recomendable para acercarse por primera vez a la serie, y cita obligada para todo aquel que ya la conozca.

Además de un nutrido grupo de historietas, entre la que se incluyen joyas como la impagable Frank en el río -que se alzó con dos premios Harvey en 1993, al mejor colorista y a la mejor historia o número de una serie-, el tomo contiene los extras de una entrevista al autor, realizada ex profeso por Alberto García Marcos, fotografías de la alucinante línea de juguetes diseñada por Woodring y una detallada bibliografía de los distintos fragmentos de Frank, desde su aparición en el lejano número 4 del volumen 1 de Jim (Fantagraphics, 1990). Van también cerca de 60 páginas inéditas en Estados Unidos, lo que habla del impresionante trabajo, del auténtico milagro editorial obrado por Fulgencio Pimentel. Si queda por ahí alguien que aún no se haya acercado a Frank, mi consejo es que se agencie cuanto antes cualquiera de estos tres volúmenes, o mejor los tres. No se me ocurre mejor manera de invertir el dinero.

Jim Woodring. Fulgencio Pimentel. 256 páginas. 30,40 euros.

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