Cultura

Ortíz-Nuevo evoca a La Niña de la Puebla a los 100 años de su nacimiento

  • El flamencólogo malagueño presenta un espectáculo esta noche en el Maestranza

Cinco cantaoras jóvenes de diferentes provincias andaluzas rinden hoy tributo a La Niña de La Puebla en el Teatro Maestranza de Sevilla, con motivo del centenario de su nacimiento. La sevillana Rosario La Tremendita, la gaditana Encarna Anillo, la malagueña Rocío Bazán, la almeriense María José Pérez y la jiennense Gema Jiménez recuerdan a una de las voces más emblemáticas del flamenco en un espectáculo que se cerrará con una versión de Los campanilleros, el tema que popularizó con mayor fortuna esta artista.

Con dirección del malagueño José Luis Ortiz Nuevo, el montaje se abre con las guitarras de Eduardo Rebollar, Juan Requena, Alfredo Lagos, Francisco Javier Jimeno y Miguel Ochando, para dar paso a un recital en el que las cantaoras alternarán, según adelantaba ayer Rocío Bazán, "cantes de cosecha propia" con acercamientos al legado de La Niña de La Puebla.

"Fue un personaje muy peculiar, que marcó la historia", valora Bazán, para quien el poderío de Dolores Jiménez Alcántara no sólo "traspasó los corazones de los aficionados al flamenco, sino de todo el mundo". La sevillana, según Bazán, conmovía a los oyentes gracias a "su forma de cantar tan dulce". María José Pérez, por su parte, señala como el rasgo más distintivo de La Niña de La Puebla "una voz muy característica que hacía que la identificaras al momento".

Ciega a los pocos días de nacer por culpa de una infección, Dolores Jiménez residió 40 años en Málaga, ciudad en la que murió, víctima de una hemorragia cerebral el 14 de junio de 1999. Fue trasladada al Hospital Carlos Haya tras desplomarse en la peña de Huelva mientras cantaba por soleá. Sólo le faltaba un mes para cumplir los 91 años y unos días para recibir la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes.

Fue una de las primeras mujeres artistas en echarse a la carretera, de gira permanente a solas o compartiendo espectáculo con Sabicas, Pepe Marchena y Farina, entre otras leyendas del género. Idolatraba a Marchena y se esforzó en continuar su escuela, hasta que el propio cantaor la descubrió.

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