Cultura

Paul Preston desmonta las 'mentiras' difundidas por el régimen franquista

  • En ' El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco' reincide en uno de sus temas preferidos como historiador

El historiador británico Paul Preston desmonta en su última obra las "mentiras" difundidas por el régimen franquista sobre el dictador, algunas de las cuales se han mantenido hasta hoy aprovechando el contexto internacional derivado de la Guerra Fría y el anticomunismo feroz de las potencias occidentales.

Preston asegura que "muchas de las creencias populares con respecto a Franco son falsas: no fue el general más joven de Europa desde Napoleón, ni el valiente artífice de la neutralidad española en la II Guerra Mundial, ni el arquitecto del crecimiento económico español de los años 60". Atribuye ese sentir colectivo benévolo hacia Franco a "una combinación de ignorancia, indiferencia y la determinación de no volver a sufrir una dictadura".

La publicación de El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco" (Ediciones B/Editorial Base) constituye para Preston, una estrategia para que una versión más reducida de su biografía de Franco se pueda traducir al francés o al alemán.

Preston, autor de una biografía de Franco publicada en 1994 por Mondadori, vuelve a incidir en uno de sus temas preferidos como historiador porque siente que "está instalada en la gente una idea de Franco benévola, hasta el punto de que con al menos 130.000 muertos por la represión, tiene mejor imagen que Pinochet, que asesinó a 3.000 chilenos". A pesar de que intelectualmente Franco era un "mediocre", el historiador británico cree que tenía otras "habilidades" o de lo contrario "difícilmente se habría mantenido en el poder durante 39 años".

Preston califica algunas de las mentiras de Franco de "infantiles" y se siente "escandalizado" cuando ve que el Caudillo justifica el bloqueo al que Estados Unidos sometió a España en los primeros años de la autarquía en "la envidia de los norteamericanos, que en realidad querían abrazar el sistema falangista español". En su nuevo libro se ocupa asimismo de los militares que potencialmente pudieron poner en dificultades la jefatura de Franco, entre ellos Antonio Aranda, Queipo de Llano, Yagüe o Alfredo Kindelán. En muchos de los casos se trata de oposiciones verbales y de todas ellas la más llamativa es, la de Aranda, "un general que mantenía contactos con los británicos, con los alemanes e incluso con la oposición izquierdista".

Al contrario de lo que sucedió en la Alemania nazi con el caso del coronel Stauffenberg, que intentó atentar sin éxito contra Hitler, en España, sostiene el historiador inglés, "no se conocen casos de atentados" y la única posibilidad de golpe interno pudo llegar cuando Hitler expresó su frustración con Franco "porque no acababa de entrar en la guerra".

Preston comenta que sí se conoce que el gobierno británico destinó 13 millones de dólares a sobornar a los generales españoles para que se opusieran a la entrada de España en la contienda junto al Eje, pero "tampoco se tiene constancia de los recibos en la parte española, de quiénes eran los beneficiarios ni si lo sabía Franco".

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