Cultura

Pedro Delgado ficciona la entrega al sacrifico en 'Los ojos del cordero'

  • El escritor malagueño publica por primera vez en Alfama su segunda novela, una trama de fatalidades ambientada en Marruecos y el integrismo aniquilador

Una joven terrorista suicida, la casa de un afamado pintor francés como cobijo y el radicalismo asfixiando la esperanza de un futuro mejor en Marruecos. Por extraño que parezca, estos ingredientes forman parte de una historia de amistad, amor, azar, destinos que se cruzan y la fragilidad del ser humano como diana. Su autor es malagueño de cuna y residencia, pero con los pies hechos a otros mundos. Atleta, profesor de Educación Física y, sobre todo, aventurero, Pedro Delgado acaba de publicar su segunda novela, Los ojos del cordero editada por Alfama.

La elección del título responde a una intención simbólica. "El cordero es un animal entregado al sacrificio, como los personajes de la novela", comenta Delgado respecto a esta trama "totalmente de ficción" -advierte- pero urdida a través del conocimiento de un país al que lleva acudiendo los últimos 20 años. Testigo directo de su evolución, el escritor reconoce un Marruecos "que se ha modernizado y que eso ha traído consigo que las desigualdades se acentúen".

Consciente de que la miseria "es el caldo de cultivo para el integrismo", Delgado apunta un factor más. "El radicalismo ayuda a las clases más desfavorecidas con estudios y mejoras sanitarias, lo que debería ser tarea del gobierno", lamenta. Su visión de una realidad abocada a la tragedia "si el gobierno y otros países no invierten en el país" se traduce en Los ojos del cordero en un augurio mayor. "La novela está situada en 2010, imagino a lo que puede llegar el país como no cambie", sostiene.

Para la elección del pintor francés como protagonista, Delgado se inspiró en otros tantos artistas y literatos que han elegido el norte de Marruecos como destino. "Veía a Paul Bowles y al pintor chileno Claudio Bravo", recuerda. Un elenco de personajes gira alrededor del protagonista influyendo en el fatal desarrollo de los acontecimientos. El hermano de la muyaidin, que sirve de modelo al pintor; el joven becario que prepara un tesis sobre su obra; su marchante, preocupado por el bajo rendimiento de su representado; y hasta el guía de montaña (alter ego del propio Delgado). A todos y cada uno de ellos les dedica el autor un capítulo.

Para este nómada de libreta en mano, Marruecos vive hoy condicionada por las células integristas. "Desde el momento en el que acaben con el turismo a base de atentados, la gente dejará de venir, y los extranjeros venderán su casas para regresar a sus países", vaticina.

La editorial Alfama tiene previsto editar este año sus cuadernos de viaje sobre el Alto Atlas marroquí, escritos por Delgado en 1999 , además del libro de relatos Carta desde Toubkal, finalista en 2005 del Premio Desnivel. En la recámara, el malagueño guarda el principio de una novela sobre el poeta Rimbaud, ambientada en Francia y Etiopía; y otro cuaderno de sus viajes por las guayabas francesas, el Amazonas y Venezuela, aparcado "por falta de tiempo", confiesa.

Entre sus planes más inmediatos, está un viaje a Bolivia el mes que viene como profesor de Educación Física, ocasión de oro para quedarse más tiempo, atravesar el país y recopilar material para otra obra escrita. Como asignatura pendiente, Delgado no olvida recorrer los cinco países que circundan el Mar Caspio.

Una agenda de experiencias que va más allá de la mera afición. Fue tras el éxito de otro cuaderno de viaje, Al sur del Sáhara (recomendado por Lonely Planet) cuando el malagueño cambió las zapatillas de atletismo por la escritura y los viajes, un binomio que le ha dado buenos frutos. El pasado año dio vida literaria a sus aventuras en el Amazonas brasileño con Neguinha la garimpeira (Editorial Barrabés). Un libro, a caballo entre la crónica periodística y la novela poblada de buscadores de oro (garimpeiros), terratenientes y misioneros.

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