felipe alcaraz. escritor y político

"Rajoy es una sombra chinesca, igual que Rodríguez Zapatero"

  • El expresidente ejecutivo del PCE acaba de publicar su nueva novela, 'Serpentario o la agonía de un régimen'

Felipe Alcaraz (Granada, 1943) abandonó la trinchera política después de ser secretario general del PCA, presidente ejecutivo del Partido Comunista de España y portavoz federal de Izquierda Unida. Pero ha convertido la literatura en una barricada desde la que dispara en todas direcciones, incluso hacia su propio pie. Ahora acaba de publicar Serpentario o la agonía de un régimen (Almuzara), donde imagina la llegada de una asamblea constituyente liderada por Cayo Lara. Felipe González, Mariano Rajoy, Rubalcaba y Diego Valderas desfilan por las páginas del libro, que tiene páginas feroces y humorísticas, como la propuesta Un carrito recorre Europa, inspirada en las acciones de Sánchez Gordillo, en la que se elabora incluso una lista de la compra que incluye pañales y jabón de tocador.

-Al final del libro plantea una asamblea constituyente que toma el poder en España con Cayo Lara como una de las cabezas visibles. ¿Cree que hay una revolución latente?

-Es lo que decía Gramsci de intentar una fantasía concreta, para lo que hay condiciones objetivas pero faltan las condiciones subjetivas. Hablo de El príncipe en la mejor lectura de Maquiavelo, es un imaginario que no ha ocurrido, pero que puede ocurrir. La presentación del libro coincide con las marchas del sábado, que pueden ser el principio de un cambio de ciclo. Es una concatenación de causas objetivas y ahí aparece la posibilidad de esa sublevación social y política.

-Esta fantasía que plantea usted no cuenta, en la novela, con el apoyo del PSOE. ¿Cree que los socialistas se desmarcarían de este nueva forma de convivencia política?

-Pero es posible que las bases de los sindicatos y los partidos se encuentren en la calle. Como siempre sucede en estos procesos, cuando se activa el poder constituyente, que es un poder fáctico de gente en la calle, se da un desbordamiento de las direcciones de los partidos y un desbordamiento institucional. Quizás estemos en ese momento. porque el poder instituido que salió de la Constitución del 78 está ya carbonizado.

-¿Cree que vivimos en un ambiente prerrevolucionario?

-No utilizaría esa palabra, prefiero hablar de que hace falta un nuevo modelo de convivencia. Parece que vivimos en una cleptocracia con estos niveles de corrupción, a lo que se junta los más de seis millones de parados. El pacto de convivencia que fue la Constitución ya no existe porque fue secuestrada por Maastricht, ahora mandan los hombres de negro, no Rajoy, que es una sombra chinesca, igual que fue Zapatero. Y si sumamos el artículo 135 que fue pactado por teléfono entre Rajoy y Zapatero tenemos el resultado de que la Constitución ya no existe.

-El protagonista del Serpentario, Gregorio Pruaño, escribe en su autobiografía: "Las memorias de alguien que se ha dedicado tanto tiempo a la política no pueden ser otra cosa que una difamación".

-Hay que separar el poder de la política. Entonces aparece la famosa sociedad del espectáculo, donde se representa un poder que no es el poder y convierte a los ciudadanos en consumidores. Aquí, los políticos son profesionales de la representación y aparece inevitablemente el divorcio entre los ciudadanos y los políticos.

-¿Le sigue dirigiendo la palabra José Luis Centella, después de describirle en la novela como un hombre "al que es muy difícil de atrapar, ni en una verdad ni en una mentira"?

-Es que yo no sé escribir hagiografías y el que sale peor parado en la novela soy yo. Por ahí me salvo. Pero al final no queda mal y organiza asambleas constituyentes en compañía de otras muchas personas.

-Utiliza imágenes muy gráficas para describir el panorama actual: "En este país, los edificios viejos no son demolidos, se vienen abajo por aluminosis". ¿Se está desmoronando el sistema?

-Es el país de la Contrarreforma, de Trento, donde no hubo Renacimiento, el país de las repúblicas abordadas, del país de los más de doscientos golpes y pronunciamientos. España necesita reencontrares en la calle, de ahí el final de la novela. El sistema se pudre y hay que buscar la unidad fuera.

-Habla en la novela de que se están investigando las cuentas de IU, ¿esto es una licencia novelesca o sucedió en la realidad?

-El Tribunal de Cuentas siempre hace investigaciones y, en nuestro caso, sólo se han encontrado con alguna factura sin pagar. Sí, siempre hay investigaciones.

-Esta trama se enmarca en otra más general que aborda "los papeles de Búrdalo". En una novela en la que aparecen continuamente personajes reales, ¿por qué decidió esconder a Bárcenas tras un sobrenombre?

-A veces, cuando invento demasiado o no remato la faena, pongo un nombre ficticio, pero que en este caso no deja lugar a dudas.

-Gregorio Pruaño, su alter ego, dice que el PCE en Granada, al principio, no era exactamente sectario, sino más bien puritano. ¿Cree que sigue así?

-Tenga en cuenta las críticas a Dolores [La Pasionaria] cuando tuvo una relación irregular con Francisco Antón. Éramos un partido muy puritano. Cuando me presento a las primeras elecciones en el 77 yo acababa de separarme y me pusieron pegas para ir en las listas. Esto era así porque, en la clandestinidad, medíamos centímetro a centímetro las cosas que nos podían hacer más débiles ante la sociedad. Pero esto ya se ha superado.

-Volviendo a los personajes reales, retrata a Luis García Montero como "el ciudadano Kane de los festivales de poesía". De hecho, dice que, antes que poeta, es fundamentalmente un político...

-Así es, García Montero ha pasado de ser un escritor a ser un político, pero creo que con esta frase no puedo ofenderle.

-En este contexto, dice textualmente que Llamazares ha montado un espectáculo "de circo arrevistado". No se corta y lo describe como un "exhibicionista". ¿La novela podría haberse titulado Ajuste de cuentas?

-No he podido controlar la lengua de los personajes.

-Felipe González aparece como el gran muñidor de la política actual del PSOE. ¿Todavía no se ha ido del trono?

-El otro día pillaron a Zapatero haciendo el celestinaje para un pacto de Estado y un gobierno de coalición entre PP y PSOE. Están cosiendo este pacto en un momento en el que el bipartidismo va a tener un bache muy importante, incluso a nivel electoral. Zapatero está trabajando en esto, y no es una elucubración novelística mía. Felipe González, el gran muñidor de la política de su partido, busca que las relaciones entre PSOE e IU sean imposibles, por lo que lo de Andalucía le viene muy mal a Felipe González.

-De hecho, en otro pasaje, pone en boca del expresidente la siguiente frase: "En Andalucía gobernamos con dibujos animados de la ideología".

-Él piensa que lo del Decreto Antidesahucios es una cosa irreal, como le dijo un día a Anguita, "usted es un personaje de otra galaxia". Felipe González no asume todo lo bueno que se está logrando en Andalucía.

-"No vamos a hacer la política de IU porque ellos asaltan mejor los supermercados que nosotros". Esta frase la pone en boca de Joaquín Almunia...

-Es el sector más de derechas del PSOE y es una frase textual.

-Saliendo de la novela, ¿qué futuro cree que le espera al pacto de gobierno entre IU y PSOE en Andalucía con la poca química que, dicen, existe entre Antonio Maíllo y Susana Díaz?

-No hay que salir de la novela. Hay un capítulo en el que aparecen en una cafetería Maíllo y Diego Valderas. Nosotros estamos en el gobierno, pero no vamos a consentir que el gobierno nos trague. En el debate de investidura Susana Díaz se quedó muy por debajo del acuerdo suscrito con IU de 200 medidas y 28 leyes. Pero aunque eso se cumpliera, nosotros tenemos un programa alternativo y transformador que es el que defiende Maíllo. Susana, en el fondo, ha formado una burbuja mediática y política en torno a ella y habrá que ver cuánto dura esa burbuja. En cuanto explote tendremos elecciones autonómicas.

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