Cultura

Rock, ruido y mucha gente en La Merced

  • Los bilbaínos Cápsula reventaron de público la carpa de la Fnac y toda la plaza disfrutó de un buen domingo

Música y cine se llevan dando la mano desde hace décadas, gracias al viejo invento del sonoro, y desde entonces hay artistas que viven entre dos mundos. La mesa redonda Canto, actúo reunió ayer a alguno: Bebe, Alaska, Fran Perea, Nancho Novo y Mónica Cervera, con Javier Angulo de nuevo como moderador. Una abarrotada y calurosa carpa recibió con retraso a los intervinientes.

"A mí lo que me gustaba mucho era cantar en la ducha", reconoció la actriz malagueña Mónica Cervera, protagonista del musical 20 centímetros. Cervera bromeó aún más: "No pretendo dedicarme a ser cantante, no tengo voz".

Sobre si es actriz o cantante, Bebe ni lo piensa: "Yo no me lo planteé, a mí me gustaban las dos cosas". Para ella, actuar y cantar "son dos juegos que se parecen", y en ambos dice seguir siendo "una aprendiz".

Alaska, en cambio, lo tiene muy claro: "Mi proyecto es la música, es en lo que pienso y planeo, todo lo demás son proyectos de otros. En el cine espero que me llamen". Pese a esa distancia con lo cinematográfico, el impacto mediático de Olvido Gara se debe en gran parte a su participación en Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montón (Pedro Almodóvar, 1980), aunque su primera incursión fue en Arrebato (Iván Zulueta, 1980) -Película de Oro en la presente edición del Festival de Málaga. Cine Español-.

"Yo soy actor, aunque hoy por hoy no sé qué es lo que soy", explicó el malagueño Fran Perea, quien recordaba que "pegué el bombazo con las dos cosas a la vez" e "intento compaginarlo, he tenido la suerte de desarrollar ambas". Pero Perea admitió que su formación era de actor, que la música era algo que hacía con amigos en un garaje.

Algo distinta es la experiencia de Nancho Novo. "Yo estaba estudiando Medicina, y tenía un grupo", pero tanto le gustó subirse a los escenario que "me olvidé de la música para dedicarme a la interpretación". Así, el gallego se marchó a Madrid para estudiar y buscarse; cuando lo logró, retomó el rock y desde hace catorce años tiene un grupo, con el que suele patearse las pequeñas salas de la capital y con el que ha grabado dos discos.

Cada uno tiene una historias, aunque algunos varias pasiones.

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