OTRA MIRADA La situación infantil, la emigración y la situación de la mujer son los temas que aborda la cinta

Sembrando esperanza en Bolivia

  • El malagueño Jorge Peña ultima 'En las calles sin nombre', un documental que aborda los problemas del Plan 3000, donde actúa la fundación de Nicolás Castellanos

"El que va una vez a Bolivia, siempre vuelve". Nicolás Castellanos pronuncia esta afirmación con conocimiento de causa. A principios de los 90, viajó al país suramericano en calidad de obispo de Palencia, y a su vuelta a España decidió renunciar a su cargo para crear la Fundación Hombres Nuevos, dedicada a mejorar la calidad de vida de los habitantes de Santa Cruz de la Sierra. En 18 años de labor, condecorada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1998, han creado 55 escuelas, la Ciudad de la Alegría -un complejo lúdico-deportivo-, hospitales, una residencia universitaria, la única Facultad de Teatro del país y un centro de día para niños trabajadores.

A Santa Cruz de la Sierra llegó el pasado verano el realizador malagueño Jorge Peña para impartir unos talleres audiovisuales en colaboración con la Fundación de Castellanos. "Quería ofrecer algo y ayudar en la forma en la que sé, que es el audiovisual". Este es el punto de partida de En las calles sin nombre, un documental que grabó con la colaboración de los alumnos de los talleres, y para el que busca financiación para terminar de grabarlo. Además, prepara una exposición fotográfica .

La cinta se centra en el Plan 3000, el barrio de Santa Cruz de la Sierra donde actúa la Fundación de Castellanos. En esta zona viven 250.000 personas, supervivientes de una riada. El 60% de la población es pobre y el 40% está en la miseria. "Cuando llegas es una realidad que te sorprende, pero que sobre todo te indigna. El título del documental responde a esa indignación, las calles no tienen nombre, no existe un cartel que te diga por dónde estás andando, lo que revela que es una zona totalmente residual, que no importa a nadie". Sin embargo, Castellanos cree que, pese a la situación tan extrema, la gente es feliz. "Tienen esperanza. No como en el norte, que sobran recursos para vivir, pero faltan razones para existir".

La situación infantil, la mujer y la emigración son los tres temas elegidos por Jorge Peña para trasladar la realidad del Plan 3000 con la ayuda de los alumnos de sus talleres, que se encargaron de buscar los personajes y aportar ideas. "Participaban muchísimo". Además, el malagueño colaboró con el centro de día Camino Nuevo, que la Fundación creó para prestar atención a los 20.000 niños trabajadores. Desde que el centro está activo han conseguido sacar de la calle a tres niños. "El éxito se lo debemos a dos buenas educadoras, que se convierten en lo más parecido a su familia", afirma Castellanos. En España, hay 600.000 bolivianos, que dejan atrás hijos y familias totalmente desestructuradas. "Aquí, sin padre, igual el chaval te sale un poco gamberro, pero allí termina clefeando (esnifando pegamento)", señala Peña.

En las calles sin nombre servirá para seguir concienciando al norte, como llama Nicolás Castellanos al mundo occidental, para que no sea "insensible". "Todo el mundo tiene derecho a hacer tres comidas al día". Este cura atípico no se ha arrepentido en ningún momento de su decisión y piensa seguir en Bolivia "hasta que el cuerpo aguante". "Mi opción fue elegir estar con los pobres, porque el pobre merece estar sentado en el centro de la mesa", afirma Castellanos citando la Biblia, y advierte: "Si hay un millón de niños sin escuela, habrá que seguir haciendo escuelas".

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