Cultura

Siguiendo al conejo blanco

Cada vez es más frecuente asistir al extraño fenómeno comercial que hace posible que los juegos de licencia lleguen a ostentar tanta o más entidad artística que las películas en que se inspiran. Tras pequeñas obras de artesanía como Bolt y Up, Disney Interactive nos trajo con G-Force el ejemplo perfecto de cómo una peliculita que pasó sin pena ni gloria por la gran pantalla podía dar lugar a un juego de los que, como mínimo, permanecen en la memoria. Desde luego el caso del visionario Tim Burton y su nueva y estimable Alicia en el País de las Maravillas no es en esta ocasión comparable con la palomitera aventura roedora, pero ambos tienen un factor común cada vez más a tener en cuenta en esto de las adaptaciones: la productora Walt Disney.

Fiel a los principios gótico-siniestros que orientan la mayor parte del cine de Tim Burton (en gran medida heredados de su guía espiritual Edward Gorey), el director norteamericano ha optado en esta ocasión por ofrecernos un inusual what if, acaso parangonable en intenciones con el precedente de Hook (Steven Spielberg, 1991), en el que una crecidita Alicia vuelve a Wonderland, a tenor de los problemas ocasionados en el extraño mundo por la Reina Roja. Disney Interactive ha depositado su confianza en la joven desarrolladora francesa Etranges Libellules (Asterix & Obelix XXL 2, Cómo entrenar a tu dragón) para su adaptación a videojuego en las plataformas PC, Wii y Nintendo DS. De las tres, es sin duda esta última versión la más destacable, en tanto su fórmula estética no pretende emular las directrices de la película, sino alejarse en lo estético para acercarse en lo conceptual, creando un mundo igualmente afín, aunque adecuado a las posibilidades de la consola. Entendiendo que es mejor ser cabeza de ratón que cola de león, el título recurre a un entorno gráfico alucinado de scroll lateral con tendencia a la tricromía, que establece los cimientos de una imaginería original, sin duda la mejor de las elecciones posibles dados los abigarrados presupuestos artísticos de la obra de Burton.

Para colmo de goces, el minimalismo de la propuesta viene a su vez de la mano de un inteligente sistema de juego radicado en la estructura fractal: si bien los niveles vienen compuestos según la mecánica de género del puzle, con sus búsquedas, enigmas y altos en el camino (el principal de ellos el vórtice, un agujero aleatoriamente abierto en la realidad que cíclicamente pretende absorber a una gritona Alicia), la colección de todos los niveles jugados vendrá en sí misma a representar un puzle literal: el del fragmentado País de las Maravillas, cuyas piezas habrán de verse encajadas para en última instancia salvar al reino de la catástrofe. El recurso de un cierto metalenguaje (con frases como la del Conejo Blanco: "Soy algo más que un conejo gracioso con un signo de interrogación en la cabeza") termina por vincular esta pequeña joya al humor presente en otras aventuras gráficas de corte fantástico en DS, como las de la saga Pokemon, especialmente versadas en estas salidas de tono tan sorprendentes como necesarias y desde luego bienvenidas.

Trasladando el protagonismo al Conejo Blanco (cualificado para influir en el transcurso multilateral del tiempo), y relegando a Alicia al rol de acompañante en ocasiones problemática, el juego se orienta hacia una dinámica constante de cooperación, a la que vienen a sumarse la oruga Absolem (con la cualidad de alterar la gravedad en zonas específicas), el gato de Cheshire (facultado para hacer desaparecer objetos de nuestro entorno) y el Sombrerero Loco, célebres personajes del cuento de Lewis Carroll cuyos poderes deberán verse combinados para superar las pruebas impuestas. Una vez aceptado desde la interactividad del videojuego (con su gramática de ojos sin contexto, criaturas, llaves y puertas) el pacto de ficción impuesto, literalmente, desde el propio relato original, sólo nos queda confiar en Etranges Libellules y la acertada política de adaptaciones de Disney, y seguir al conejo blanco hasta donde desee conducirnos.

Etranges Libellules | +7 | 36,95¤ | NDS

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