Cultura

Silencio, se rueda (y se visita)

  • La Conferencia Internacional de Euroscreen arroja en Málaga reflexiones interesantes sobre cine y turismo, pero el camino por andar aún es mucho.

La decisión por parte de Ridley Scott de rodar Exodus en Almería se ha traducido hasta la fecha no sólo en el alto número de extras y profesionales de los más diversos sectores productivos empleados; también, y más aún, en todo el atractivo que el regreso de las grandes producciones de Hollywood ejerce a modo de gancho en el interés de no pocos visitantes potenciales. El desierto de Tabernas es ya objeto de peregrinaje para muchos que aspiran a ser testigos del rodaje, y lo seguirá siendo para aquellos que en el futuro vean la película y quieran conocer personalmente tan imponente paisaje. El cine se ha convertido en el mejor promotor posible de ciudades y territorios, hasta el punto de haberse consagrado como un valor turístico de primer orden. Ayer arrancó en Málaga la Conferencia Internacional de Euroscreen (entidad en la que participa Promálaga) con la jornada The attraction of screen destinations, a la que asistieron más de 200 profesionales de las industrias turística y cinematográfica, y el encuentro arrojó algunas ideas interesantes pero sirvió más aún para constatar que el camino que queda por andar hasta hacer del cine un cómplice eficaz del turismo de manera sistemática es aún largo. Los procedimientos para conseguirlo, al menos, ya van quedando claros.

Durante la jornada, diversos expertos analizaron casos significativos como el incremento de visitantes de todo al mundo a Londres tras el estreno de la última entrega de la saga de James Bond, Skyfall, o cómo El señor de los anillos de Peter Jackson terminó de animar a muchos indecisos a turistear en un país tan remoto como Nueva Zelanda. Un caso aparte lo constituye Júzcar, el pueblo pitufo de la Serranía de Ronda, cuya presencia en el mapa no se debe estrictamente a un rodaje sino a una inteligente promoción en la que desde el principio se convocó a la gente tanto a acudir al cine como a visitar la villa. Abundando en Málaga, el presidente de la Spain Film Commission, Carlos Rosado, asumió el objetivo de la que la ciudad se convierta "en la capital estructural del cine turístico en España", lo que ya es decir.

Pero para ir más allá de las meras declaraciones de intenciones, fue la coordinadora de la Málaga Film Office, Rocío Verdes, que participó en la jornada, la que apuntó ayer a este periódico las claves prácticas: "La conclusión es que las instituciones turísticas y la industria cinematográfica deben trabajar de manera coordinada para atraer un mayor número de rodajes y, a la vez, un mayor número de turistas. Ya se ha demostrado que los rodajes suponen una generación de riqueza y una inversión directa. Pero no basta con lograr que acudan grandes producciones y grandes directores a las ciudades: después, las administraciones deben trabajar para revalorizar los rodajes y hacer que éstos, que duran un tiempo determinado, se conviertan en atractivos turísticos permanentes".

Los argumentos de Verdes se sustentan en hechos. Desde 2011, cuando se incrementaron los rodajes celebrados en la capital malagueña en un 17%, los mismos han dejado en la ciudad un beneficio económico de más de tres millones de euros (sólo el impacto directo del reciente rodaje de la producción de Bollywood Heart Attack en las calles del centro se cifró en 150.000 euros, mientras que las siete películas del mismo género bailongo rodadas con anterioridad en la provincia dejaron unos beneficios de 234.000 euros). En 2012, según los datos de la Andalucía Film Commission, los rodajes favorecieron en toda la comunidad la contratación de 10.700 profesionales y un impacto económico de 103 millones de euros, que calculado desde 2011 ascendía 243,5 millones. Si a todo este recuento se añadieran los beneficios generados por los rodajes como reclamos turísticos, las cantidades serían  mucho más abultadas.  Sin embargo, la misma Spain Film Commision advirtió el pasado mes de marzo de un dato alarmante: España pierde actualmente un 80% de los rodajes internacionales que podría acoger. Y lo hace, esencialmente, porque las condiciones fiscales que imponen a las producciones son mucho menos atractivas que las que ofrecen otros países. Si el asunto fiscal se ha convertido en los últimos dos años en la bestia negra de la cultura merced a la subida del IVA, los estragos en este sentido no son menores. Y ante la evidencia de que los rodajes constituyen un apoyo clave a la primera industria productiva del país, el cambio del modelo fiscal debería ser adoptado con carácter de urgencia.

Frente a esta situación, Rocío Verdes recuerda que Málaga "cuenta con una posición estratégica entre África y Europa, con un aeropuerto internacional y otras estructuras de las que carece, por ejemplo, Almería. Pero a nosotros nos sigue faltando la llegada de una gran superproducción como Exodus". Mientras tanto, la Málaga Film Commission publicará próximamente un código de buenas prácticas en rodajes, Rueda en verde, que hará hincapié, especialmente, en la sostenibilidad. Hasta la meta, todas las ideas son pocas.

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