Cultura

Tomeo se burla del sexo en 'Los amantes de silicona'

  • El novelista se recrea en la rutina de dos amantes en una novela que califica de 'pornosentimental'

Le gustan los desafíos y se enfrenta a ellos como mejor sabe, buscándole las cosquillas a la realidad. Javier Tomeo (Huesca, 1932) da forma en Los amantes de silicona al reto que le propuso Anagrama hace un año, escribir una novela erótica. "Recogí el guante , empecé con un relato y al final me ha salido una novela pornosentimental", explicó ayer el autor durante la presentación de su vigésimo sexto libro.

Con sus dosis habituales de humor absurdo, exorcismo de fantasmas cotidianos y visión mordaz de las costumbres, el escritor retrata la monotonía de un matrimonio , que convive en habitaciones separadas y que sólo coinciden una vez a la semana para ir a comer a un restaurante especializado en arroces. Como remedo de felicidad recurren a sendos muñecos de silicona, "sofisticados y con increíbles prestaciones", matizó Tomeo. Un mal día regresan de su almuerzo y se topan con los dos muñecos copulando. "Se desata la cólera y los celos y a mí me sirve de excusa para arrancar la novela", avanza el autor.

Como acostumbra Tomeo, detrás de la comicidad esconde una denuncia, en este caso de la "excesiva mitificación del sexo", en los medios de comunicación, en el cine y en todo los vértices del consumismo. En definitiva, reflexiona Tomeo, el sexo "como expresión de una soledad" para señalar directamente a quienes recurren por "pura mecánica y porque algo falla en sus vidas", resume. Un enfoque similar al que abordara en El beso de la muñeca hinchable, pero con una salvedad. "No era una historia erótica. MI personaje utilizaba la muñeca para dialogar con ella", matizó.

Tomeo se acerca de nuevo a los tipos marginales para conducir sus fabulaciones, y vuelve a introducir a Ramón, su heterónimo. personaje que aquí encarna al amigo que le entrega la novela para su valoración.

Javier Tomeo estudió Derecho y Criminología en la Universidad de Barcelona. En los 80 se confirmó como uno de los más personales narradores contemporáneos. Algunas de sus obras han sido llevadas a escena con éxito de crítica, como Amado monstruo, Historias mínimas, El castillo de la carta cifrada y Los misterios de la ópera .

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