Gonzalo de castro. actor

"Veo que la gente está como idiotizada, no sé qué le pasa. Estoy cabreado"

  • El intérprete da vida en la serie de Movistar 'Matar al padre', de Mar Coll, a Jacobo, un cabeza de familia inadaptado a la modernidad

  • Marcel Borrás y Greta Fernández son sus hijos

El actor Gonzalo de Castro, ayer, después de la presentación de la serie de Movistar.

El actor Gonzalo de Castro, ayer, después de la presentación de la serie de Movistar. / javier albiñana

-Jacobo puede llegar a resultar a veces insufrible con su autoritarismo, ¿cómo se prepara un personaje así?

-Yo creo que más que preparar es dejar que te llegue. Todos hemos sido padres. Entonces, claro, cuando yo leí la serie yo tenía, evidentemente, tirado un cable, pero claro, uno no tiene que buscar el agua muy fuera, osea, muy lejos para trabajar. Evidentemente yo en seguida entendí por como estaba escrito y pautado el personaje... de repente empecé a entender y concebir que bueno, pues tu tío y tu padre también eran así, entonces vas tomando información, de cómo hablaban, de cómo era el tono. Vas buscando, vas probando, vas errando y sobre todo vas ensayando en el ser y te das cuenta de que la directora, en este caso Mar, lo tenía muy claro y te va diciendo "es perfecto esto que estás haciendo porque por ahí es donde quiero contarlo".

-Entonces, ¿conoce a alguien que sea como Jacobo?

-Sí hombre, los Jacobos... Y más en este país donde la autoridad y el patriarcado, el padre, la voz, el mandato universal y todo eso aquí -vamos- campa a sus anchas. Eso genera violencia, genera desamparo, genera fracaso, porque en el fondo en la cabeza del individuo se ha metido que la vida tiene que ser de esta manera, que la razón está de mi parte y que yo nunca me equivoco y que seguir mis consejos que todo os irá bien. ¿Quién no conoce a alguien así? Todos. Así que ha sido muy bueno, francamente. Insisto, tengo mucha curiosidad por ver la serie completa para ver el resultado. No tengo la menor duda que tenemos un artefacto estupendo. La familia es un laboratorio infinito y Mar Coll en eso no es que creo que se vaya a especializar, pero sí se ha dedicado siempre; sus cines y sus guiones tienen que ver con la familia, con ese divertimento que es la familia donde todo el mundo termina embarrado. Y en este caso una familia nada modélica, pero una familia muy normal. Que cada familia, cada día, de este país llamado España puede verse identificado con el personaje de la niña, que evidentemente ha tomado del padre su herencia, tiene una violencia, una manera de ser y es muy tonta y es cabezona, por eso tiene que marcharse, se marcha a Londres porque no soporta a este individuo y porque se parece demasiado. Y eso está en todas las familias. Yo vengo de una familia numerosa y mi padre era un señor nada fácil que evidentemente el único látigo que tenía era ese "porque yo lo digo, porque lo mando yo". Porque en el fondo no sabes cómo hacerlo, no sabes gestionar, la vida no se ensaya, si pudiéramos ensayar la vida sería fantástico. Es un tirar pa' lante, a ver cómo lo haces.

-Como dice el título de la serie, ¿cree que para crecer es necesario matar al padre?

-Sí, hombre. Metafóricamente, por supuesto, para que uno pueda crecer tiene que salir de un embrión, tiene que romper una cadena. Ese cordón umbilical algún día tiene que desaparecer. Matar al padre únicamente significa eso: poder ser uno sin ser uno sin ser de los demás. Poder tener una idea de la vida como tú creas. Evidentemente, desgajarte de tu progenitor y de esa sombra tan larga que te acompaña en la vida. Hay gente que no lo consigue nunca. Hay personas que viven, aunque su padre ya no viva, sobre un paraguas que estaba previamente dibujado y son incapaces de preguntarse "¿qué cojones quiero?" Que es lo que hace Marcel en la serie. Se salva porque dice: yo tengo que salir de aquí, por dónde voy, porque yo lo voy a hacer, lo voy a intentar y lo voy a lograr. Porque si no evidentemente tú eres un proyecto fallido de un señor que ha convertido a su hijo en un inválido social, porque es que no quiso ser arquitecto, en este caso. Matar al padre es la bomba, es necesario, y si no asesinarlo, hay una diferencia.

-¿Es realista esta familia que muestra Coll?

-Y con la certeza de que hay realidades infinitamente más perturbadas. Yo creo que Mar lo que ha puesto es delante del espectador un espejo que muestra cómo se está comportando la gente en esta cosa que es la familia. Pero tiene que haber por ahí cada friki... de terror, personas absolutamente intratables y que son capaces de dinamitar su vida y la de sus hijos sin temblarle el pulso. "Todo porque no me has hecho caso, te lo dije". El "te lo dije", España está llena de "te lo dije".

-La serie no se corta, el humor negro es una de sus características. ¿Cómo ve la libertad de expresión actualmente en el país?

-Aquí, en este lugar en el que estamos viviendo, un momento muy irregular, muy peliagudo, cuando a otra gente se le encarcela porque ha dicho determinadas cosas. Estamos dando pasos de gigante hacia atrás en algunas cosas. Y yo no sé... En fin, no quiero hablar de esto porque me pongo a hablar de la gente que nos gobierna y me pongo enfermo. Pero es un corazón de un país que está moviéndose hacia un determinado lugar y el bombeo va hacia un sitio muy feo. Francamente estoy muy cabreado porque creo que hemos ganado unas cosas estupendas en unos años y hay gente que está empeñada en liquidarlas.

-En un capítulo hacen esperar dos horas a Jacobo para un entrevista de trabajo y él explota y tira al suelo a su entrevistador, ¿le falta a la gente ese impulso de 'no me tomen por tonto'?

-Eso sería fantástico que la gente lo hiciera. Aquí lo que hemos perdido es el coraje de ser ciudadanos, también. Jacobo es un tipo que evidentemente por supuesto es así. Aquí hay un adoctrinamiento terrorífico. Hay una anestesia social en todo, de no protestar. Si te tocan los cojones dilo, estamos empezando a no hacerlo. Entonces sí, Jacobo dice "sí, llevo aquí dos horas; me cago en tu puta madre", porque es su personalidad, es un tipo que no lo va a consentir. Ojalá la gente fuera así. Entonces cuando ves esas personas que se comportan de esa manera la gente lo juzga mal, y es todo lo contrario. Estoy reivindicando un derecho y lo que no quiero es que tú me tomes por imbécil. Deberíamos hacerlo todos los días. Es que no sé. Yo estoy muy cabreado, te lo juro, porque veo que la gente está como idiotizada, no sé qué cojones le pasa.

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