Crónica en rosa La 'beautiful people' luce palmito junto a los cuadros expuestos en Málaga

El artista, las modelos, el guateque y las azafatas en paro

  • José María Cano llevó ayer a las maniquíes que le acompañarán hoy en la fiesta del Villa Padierna a su exposición en la Fundación Picasso, donde también hubo convite

Estaba claro que el famoso paseíllo que Carmen Thyssen completó por la calle Larios en marzo de 2009 junto a su hijo Borja Thyssen, su nuera Blanca Cuesta y una amplia comitiva municipal encabezada por el alcalde, Francisco de la Torre, en dirección a la sede del futuro Museo Thyssen en Málaga, iba a sentar un precedente. Y así ha sido. Quienes visitaron en la mañana de ayer la Fundación Picasso Casa Natal se encontraron un colorido espectáculo protagonizado por el artista José María Cano, que expone en la misma sus Tauromaquias junto a una selección de grabados de Picasso y Goya sobre el mismo tema, acompañado de top models internacionales, cantantes venidas a menos para mayor gloria del papel couché y otras fantásticas criaturas. Una propuesta digna de la sobremesa televisiva menos exigente al amparo de una institución creada para la consagración y proyección de Picasso en su ciudad natal, responsabilidad que quizá merecería escrúpulos más afinados. La cuestión es que, según explicó ayer la directora de la Fundación, Lourdes Moreno, el antiguo miembro de Mecano invitó a algunos de los personajes que le acompañarán esta noche en la fiesta que se celebrará en el Hotel Villa Padierna de Marbella (sí, el mismo que acoge a Michelle Obama y su séquito), en la que Eva Longoria y Antonio Banderas ejercerán de anfitriones y en la que el mismo Cano sacará a subasta una de sus obras con fines benéficos, a que vieran su exposición. Motivos para sentirse orgulloso no le faltan a José María Cano, quien goza en Málaga del padrinazgo de Fernando Francés (quien expone otras obras del músico en el CAC Málaga y ha promovido la muestra de la Fundación): seguramente, cualquier artista del planeta daría un brazo por compartir evento (y de manera significativamente justificada, tanto por el propio Cano en este caso como por el Ayuntamiento) con Goya y Picasso. Pero el compositor de Hijo de la luna, cuya trayectoria artística aún puede considerarse en ciernes, ya lo ha conseguido. Había que celebrarlo, y aunque la misma Lourdes Moreno insistió en que todo corrió a cargo de José María Cano, el catering de Lepanto que se sirvió a los participantes de tan peculiar y privada excursión fue, por supuesto, cortesía de la casa. O lo que es lo mismo, del bolsillo de los contribuyentes.

El suceso ocurrió como sigue: Cano desembarcó en la Casa Natal de Picasso muy bien acompañado por las modelos Eugenia Silva (imagen de Óscar de la Renta y Carolina Herrera y portada de Vogue) y Elizabeth Thompson (famosa por su participación en el programa de televisión Supervivientes, amiga cercana de los Príncipes de Asturias gracias a una relación ya finiquitada con Álvaro Fuster, sospechosa de embarazo e implicada, como Naomi Campbell, en asunto algo turbio relacionado con joyas), la cantante Ángela Carrasco (impagable diva de Jesucristo Superstar en los 70) y el pintor Mugge Fischer (residente en Marbella, habitual del espacio expositivo del Casino de la misma ciudad y otros centros exclusivos y cotizadísimo autor de retratos para celebridades). Todos ellos posaron amablemente junto a las obras de Picasso, Goya y Cano y, tras disfrutar tales maravillas, procedieron a otra visita al cercano Teatro Cervantes, tras la que regresaron a la Fundación y, con toda la privacidad que requería la ocasión, degustaron el tentempié. Acto seguido, se fueron por donde vinieron: Cano tenía prisa por ensayar su pregón de la Feria Taurina mientras sus invitados se disponían a vestir sus mejores galas para disfrutar de la Corrida de Candiles en la calurosa Marbella.

Queda confirmado así que, tras el protocolo instaurado por Carmen Thyssen, el arte expuesto o por exponer en Málaga ha encontrado en el famoseo un aliado de excepción. Lo paradójico es que la Fundación Picasso se rendía ayer a tan efímeros encantos pocos días después de que la nueva empresa contratada por la propia institución para gestionar el servicio de las trece azafatas en sus instalaciones decidiera no renovar el contrato a ninguna de las que venía ejerciendo este trabajo (en algunos casos desde hacía más de siete años) y cambiar la plantilla de arriba a abajo. Lourdes Moreno explicó también ayer que este asunto es "responsabilidad de la empresa encargada del servicio, y de ningún caso de la Fundación", aunque aseguró que ha recibido de la misma la promesa de que a las azafatas despedidas "se les realizará nuevas entrevistas para optar a los puestos", si bien confesó que "quienes tengan menos experiencia tendrán seguramente más oportunidades". No todos pueden ser beautiful people, aunque paguen el catering.

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