Cultura

Un caleidoscopio del mundo flamenco barcelonés hasta 1936

  • La investigadora Montse Madridejos propone en su nuevo libro que Carmen Amaya, la más famosa bailaora de la historia, nació en 1917

Del misterio primero de Carmen Amaya, entre otros muchos temas, trata El flamenco en la Barcelona de la Exposición Internacional 1929-39. Es el relativo a su nacimiento. La partida de bautismo de Amaya se quemó con la iglesia de Poblenou de Barcelona. En casi todas sus biografías se afirma que nació en 1913, por lo que este año muchos van a celebrar su centenario. Sin embargo, la verdad es que a estas alturas de la película no sabemos el año de nacimiento de la más famosa, aún hoy, bailaora de la historia del flamenco. Este libro propone la fecha de 1917. Jordi Pujol Baulenas y Carlos García de Olalla, según noticias recogidas por Madridejos en el volumen, proponen 1918 o 1919. Madridejos afirma que para que casen las fechas que la propia Carmen Amaya dio en sus entrevistas, hemos de considerar 1917 como la del nacimiento. En una entrevista de 1936 la bailaora afirma que debutó "a los seis años en el Teatro Español en la compañía de Santpere-Bergés". Madridejos señala que la obra de esta compañía a la que hace referencia Amaya sólo podía ser El Fill de la Marieta, estrenada en 1927. En las fotografías publicadas en 1930 con motivo de la Exposición Internacional aparece como una niña al lado de su tía La Faraona que, pese a no ser una mujer alta, lo es en más de medio metro respecto a Carmen Amaya. Es muy improbable, por tanto, que la gran bailaora tuviera en aquel momento los 17 años que separan la fecha de la fotografía de 1913.

Gash, el descubridor a nivel mediático de Amaya, afirma en 1931, en su primera crónica sobre la artista, que era "una gitaneta de'uns catorza anys". En una entrevista publicada en Cinerama con motivo del estreno de La hija de Juan Simón, su tercera película, aunque la primera en la que tiene una actuación destacada, se afirma que tiene una "vida de diez y siete estíos". A tenor de estas pruebas, y a la espera de la obra definitiva sobre la vida de la gran bailaora y cantaora, parece oportuno considerar la propuesta de Madridejos como la más verosímil. Además del señalado, el libro aporta abundante material gráfico, inédito en su mayor parte, sobre los inicios flamencos de la niña Carmen Amaya en el Manquet, La Taurina, el Villa Rosa, El Teatro Español, El Romea y el Urquinaona, El Circo Barcelonés, el parisino Cabaret Español y el Llorens sevillano.

El libro de Montse Madridejos (Barcelona, 1972), sin embargo, no limita su temática a Carmen Amaya, de cuya vida hace un minucioso seguimiento hasta 1936. En realidad, es un caleidoscopio del mundo flamenco barcelonés de principios de siglo XX: artistas, locales, empresarios. Entre los artistas, además de Carmen Amaya, hay que citar a la familia Borrull (Miguel padre y Miguel hijo, Julia y Concha), Lola Cabello, Juanito el Dorado, tocaor y empresario y Pepe Hurtado. De todos ellos, y de algunos más, da cuenta esta obra, que hace un recorrido por los principales locales jondos de la capital catalana, el frente de los cuales se sitúa el Villa Rosa.

Otro intérprete muy vinculado a Barcelona en esta época, y que acabará sus días en esta ciudad, es Vicente Escudero. Su interés por las vanguardias parisinas hace que Escudero establezca su sede vital en Barcelona en varias etapas de su vida. Madridejos afirma que a su vuelta de París actuó en la Exposición y que en 1930 presentó su espectáculo Los Bailes de Vanguardia, que fue su ruidosa vuelta a la escena española, en el teatro Novedades de Barcelona. José Luis Navarro García afirma que el estreno de esta obra tuvo lugar en abril de 1930 en el Cine Avenida de Madrid. El concierto barcelonés, según señala Madridejos, data del 23 de mayo de ese mismo año. Su éxito fue tal que, después de los tres días del estreno, volvió a representar la obra en junio de ese año durante una semana en el Teatro Cómico de la capital catalana. En marzo de 1930 el periodista Manuel Chaves Nogales había escrito en Estampa que los buenos bailaores de flamenco se encontraban sólo en París y Barcelona. En Barcelona también presentó años más tarde Vicente Escudero su Decálogo del Baile Flamenco. Y en Barcelona murió en 1980, a los 92 años.

Volviendo a Carmen Amaya, el otro misterio tiene que ver con el lugar en el que reposan sus restos. En 1970 fueron trasladados al cementerio de Ciriego (Cantabria), lugar de origen de su esposo, el guitarrista de su compañía Juan Antonio Agüero, en cuyo panteón familiar descansa su cuerpo de agitada vida, sin que haya ninguna referencia externa en la tumba al hecho de que allí está enterrada la más importante bailaora de la historia del flamenco. Su centenario, lo celebremos ahora o dentro de 4 años, es una excelente ocasión para subsanar esta omisión.

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