Cultura

El cine como el amor

  • Juan Antonio Bayona recibe el Premio Retrospectiva 'Málaga Hoy' en el Cervantes y presenta su nuevo proyecto como productor, 'I hate New York'

Regresado como director curtido en Hollywood tras el rodaje de Jurassic World: El reino caído bajo la producción de Steven Spielberg, y con el proyecto aún pendiente de su definitivo punto y final (que se dará previsiblemente esta misma semana) con vistas a su próximo estreno (señalado en España para el 7 de junio), Juan Antonio Bayona (Barcelona, 1975), el director otros títulos de amplio recorrido como El orfanato, Lo imposible y Un monstruo viene a verme, recibió ayer en el Teatro Cervantes el Premio Retrospectiva Málaga Hoy del Festival de Cine en reconocimiento a su trayectoria. Fueron cinco mujeres del cine y cinco cómplices las encargadas de recibir a Bayona en escena: Leticia Dolera, Belén Atienza, Belén Rueda, María Belón y Sandra Hermida. Fue Belén Rueda quien subrayó el "amor que transmite Juan Antonio" en cada proyecto y el cineasta correspondió a la altura: "En este país hacemos el cine con amor". Bayona dedicó su premio "a los festivales de cine, ejemplos vitales para la continuidad de este arte, y a todos los que sueñan con hacer cine: sois el futuro y os necesitamos". El coso, ni qué decir tiene, respondió con una sonora ovación.

Antes, y como era preceptivo, Bayona celebró un encuentro con los medios en el que se refirió ampliamente a su Jurassic World: "Es una película muy grande, hecha para que mucho público vaya a verla. De hecho, lo que más deseo ahora es compartira con el público". Reconoció Bayona que, cuando rueda Un monstruo viene a verme o Jurassic World "el enfoque es diferente, pero hay una parte de ti que sale de manera natural y que no tiene que ver con el contenido mismo de la obra". Quienes han visto ya algo del nuevo Parque Jurásico le dicen que es "claramente" una película suya, según Bayona (Barcelona, 1975), al que le "gustaba la idea" de trabajar con Steven Spielberg "en una gran película de Hollywood como esta", de cuyos anteriores entregas recuerda escenas que ha "disfrutado" como espectador. "Mi intención al hacerla era conseguir momentos memorables para que, en veinte años, cuando alguien haga Parque Jurásico 12, intente hacer una secuencia como la de Bayona".

Dedico este premio a los festivales a los que sueñan con hacer cine. Sois el futuro y os necesitamos"

También admite que nunca pensó que podría hacer una película con Spielberg, pero "surgió" rodar ésta en Hollywood y decidió que, después de haber "dado a entender" al mundo lo que a él le interesa con sus tres películas anteriores, era el momento de "disfrutar y hacer una película de dinosaurios". "Con los héroes tienes el miedo de que te decepcionen, pero no ha sido así, y me quedo muy tranquilo. Con todas las películas suyas que tengo en casa, imagínate que me cae mal Spielberg", bromea Bayona. Conforme se avanza en la profesión, uno aprende "a calmarse un poco", mientras que en los inicios "la inseguridad te convierte en alguien mucho más autoritario". "Con el tiempo y la gente que vas conociendo, empiezas a relajarte, a calmarte, a pensar las cosas dos veces y a escuchar mucho, porque lo importante es la película, y una idea buena puede aparecer en cualquier momento y de cualquier persona". Su profesión ofrece el "lujo" de "poder cambiar cada cierto tiempo de pantalla, pero en todas tienes la misma intranquilidad, y no hay un momento tranquilo". "Quizás sólo en el desarrollo del guion tienes tranquilidad y tiempo para pensar las cosas dos veces; en el rodaje no hay mucho tiempo, y luego en la promoción te enfrentas a una pantalla que no está en tu cabeza".

También compareció Bayona en la presentación dentro de la sección oficial a concurso de su nuevo proyecto como productor, el documental I hate New York, filme que Gustavo Sánchez rodó durante diez años con su cámara, primero como un "proyecto espontáneo y personal" y después como largometraje con el que pretende "capturar los estertores de la cultura underground después del 11S". "Aquello fue un shock en todo el mundo y especialmente en Nueva York, porque hubo como un estado de sitio, se impuso el miedo, y cuando se impone el miedo y se restringen las libertades sufren los más débiles", afirmó Sánchez. Cuando empezó a rodar "con una cámara de 800 euros" no pensaba en los Bayona "ni en nadie", por lo que trabajó "sin ninguna presión ni limitaciones", lo que le permitió sentirse "totalmente libre", como las personas a las que ha retratado. "Son muy libres, supervivientes en una ciudad que a veces es muy hostil", destacó el director.

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