Cultura

Un cruce de piernas basta para la posteridad

  • Sharon Stone, último gran mito sexual de Hollywood y poseedora de una dudosa carrera artística, cumple hoy 50 años

Sharon Stone, el último gran mito sexual de Hollywood y autora del cruce de piernas más famoso de la historia del cine, cumple hoy 50 años, en una fase de su carrera en la que lucha por no caer en el olvido. Desde su fulgurante entrada en la industria de los sueños con su inolvidable papel de la novelista Catherine Tramell en Instinto básico (1992), Michael Douglas, Sylvester Stallone y Leonardo DiCaprio han sucumbido, en la ficción, a los irresistibles encantos de la rubia por antonomasia del cine en las últimas dos décadas. Dicen que a los ganadores se les reconoce desde la línea de salida, pero pocos hubieran apostado por esta ex conejita de Playboy, cuya primera y fugaz aparición en la gran pantalla se la debe al genio de Woody Allen (Recuerdos, 1980).

Charito Piedra, como la llamaban en el rodaje de la española Sangre y arena (1989), siempre tuvo claro que quería un hueco en el star-system, aunque fuera a golpe de punzón de hielo. Sobrevivió a terroríficos subproductos como Deadly blessing (1981), del maestro del horror en esa época, Wes Craven; a las casposas Las minas del rey Salomón y su segunda parte, junto al héroe de la serie B Richard Chamberlain, o a la cuarta entrega de Loca academia de Policía. Entre medias, logró pequeñas apariciones en series de relumbrón como Remington Steele, junto a Pierce Brosnan, o Bay City Blues, de Steve Bochco, creador de Canción triste de Hill Street.

Pero Stone, con un altísimo cociente intelectual -154- que la convierte en superdotada, supo esperar su oportunidad, que le llegó recién iniciada la década de los 90, gracias al papel que el director holandés Paul Verhoeven le reservó en Desafío total, junto a Arnold Schwarzenegger. Enfundada en un ceñido modelo deportivo, la actriz dejaba para la posteridad una sudorosa y sensual pelea con el actual gobernador de California. Dos años más tarde saboreó las mieles del éxito con Instinto básico, donde dio vida a un personaje bisexual, violento y maquiavélico que le reportó un hueco destacado en los altares de las divas más ardientes y deseadas. Todo debido a las escenas de sexo y a su vertiginoso cruce de piernas, en el que mostró mucho más de lo que el director (de nuevo Verhoeven) le prometió que aparecería en escena, ante la mirada lasciva de un atónito Michael Douglas.

Fue el papel que le cambió la vida, pero no fue, ni mucho menos, su mejor interpretación. Ese lugar queda reservado para su Ginger McKenna de Casino (1995), la esposa de Robert de Niro en el filme de Martin Scorsese, que le reportó su única candidatura al Oscar hasta ahora. Atrás quedaban películas del montón como El especialista (1994), donde Stone lograba que Stallone perdiera la compostura en pleno funeral y diera buena cuenta de los senos de la actriz en una vaporosa ducha, o Rápida y mortal (1995), un western donde su belleza eclipsó a Russell Crowe y un jovencísimo DiCaprio. Pretendió alejarse de la imagen de mujer fatal y entrelazó proyectos muy distintos (Esfera, 1998; La casa, de Mike Figgis, 2003; Catwoman, 2004) con potencial para ser éxitos, pero terminaron rindiendo por debajo de las expectativas.

Nunca fue sinónimo de taquillazo, pero en 2006 y con 48 años, Stone tuvo que echar la mirada atrás y retomar el personaje que le dio fama para intentar volver a la primera plana de Hollywood. Instinto básico 2 resultó decepcionante pero su presencia en la pantalla exudaba tanto erotismo o más que en la cinta original.

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