Cultura

La deriva abstracta de Diazdel en Gravura

Un pájaro de Diazdel, en su árbol.

Un pájaro de Diazdel, en su árbol. / m. h.

El veterano creador José Antonio Diazdel (Málaga, 1954) se asoma por la Galería Taller Gravura (Pasaje de Dolores de San Juan, 3-1º) con una exposición que remite a un juego antiguo. Madera, papel, tijera, abierta al público hasta el 12 de diciembre próximo, no solamente supone un acercamiento a la última producción del pintor y a una querencia creciente por cierto grado de abstracción, sino que igualmente es una interesante oportunidad de conocer su plástica, relacionada con la tradición expresionista (aunque no solo).

Aquí hay fauvismo y surrealismo, y de hecho la huella profunda de un Marc Chagall se advierte en preciosas piezas como Pájaro comiéndose Sierra Nevada, cuyo componente ensoñador subyace en otras obras sobre papel: Domus, donde el techo de una casa asemeja un refugio aterciopelado, o Los contornos del escudo de Liberia, son dos de ellas. El uso de telas e hilos proporciona una sensación de calidez a las obras, de carácter mixto, como ya avisa el artista desde el título de la propuesta.

La faceta pictórica del artista se amplía, de alguna manera, en piezas escultóricas como Tiberia (en la que utiliza un ladrillo enrojecido como pedestal), o en la triada de esculturas-figuras de madera correspondientes a una suerte de serie, Pacis Conciliator. Tríptico circunstancias encierra las pinturas de José Antonio Diazdel en tres cajas, y vuelve a mostrar la tendencia del artista al uso de hilos y otros materiales que, como ocurre con los retazos de cartón y telas en Ajustando la memoria, ponen de relieve la ausencia de figuración.

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