Arte

Los discretos otros 'Arcos'

  • Los programas paralelos de la feria madrileña mantienen la generalizada atonía de la sección matriz, mientras las galerías malagueñas se muestran fieles a sus discursos

Ayer señalábamos que ARCO estaba presidido por una generalizada atonía. Ésta ha invadido parte de los proyectos específicos (Solo Projects), de Performing ARCO, del espacio para el vídeo (Cinema Loop) o de los usos de las nuevas tecnologías (Expanded Box), programas que podríamos considerar más experimentales y paralelos a los propiamente comerciales Programa general y ARCO 40. Ni la ciudad invitada, Los Ángeles, parece romper esa sensación. Ésta, además, se acentúa al recordar el buen nivel de Solo Projects en la edición pasada, con intervenciones de gran profundidad.

Este año en esta sección destacan tres proyectos. Santiago Sierra, para Helga de Alvear y Prometeo Gallery, ha hecho que su No global tour haga escala en los pabellones de Ifema: un "NO" escultórico y gigante que lleva recorriendo medio mundo y que en su viaje se presenta tanto ante las capas más desfavorecidas para recordarles el pesimismo que puede gobernar sus vidas como, estratégicamente y con averías ficticias, se para ante la bolsa neoyorquina y otros espacios de poder, tal vez como un grito o protesta; acción política como las que caracteriza a uno de los artistas españoles más relevantes y con mayor repercusión. Tania Bruguera, para Juana de Aizpuru, de un modo irónico aborda el aforismo "el trabajo te hará libre". Fiel a su interés por los complejos de culpa y las ataduras morales y sociales, la artista cubana pretende hacer libres a dos jóvenes que con una lijadora sacarán brillo al lema realizado en metal durante toda la feria. Michael D. Linares, para ATM Contemporary i Altamira, presenta una estructura con neveras que rememora las pirámides del minimalista Sol LeWitt en cuyos interiores se disponen latas de cerveza, reclamo para que el público interactúe vía-consumo y posterior depósito de las latas aplastadas sobre la estructura y, así, contraponer a la forma rotunda y simbólica el concepto de anti-forma de Morris; los efluvios etílicos y la animación que rodean la pieza, así como cierto valor iconoclasta, no ha de ser óbice para señalar su irónica y hábil estrategia meta-artística. Aprecio -como ven- proyectos tendentes a la acción en desarrollo o progreso -incluso con la imprescindible interrelación con el espectador-, cierto carácter performativo y una vis mínimamente comprometida o cuestionadora que no rechaza la ironía o lo lúdico. Por tanto, considero especialmente acertado el trabajo de comisariado de tres de los diez elegidos para este programa (Juan de Nieves, Edelsztein y María Inés Rodríguez).

Del resto señalaremos dos de carácter documental y político. Miki Kratsman reedita, para ver qué queda de aquéllo, el viaje que hiciera Eugene Smith a la cacereña Deleitosa en los cincuenta y que brindó al mundo (en Life) una visión fotográfica terrible y veraz de la miseria; y Ángel Vergara arroja dudas sobe la misión y el compromiso de los grandes museos al intervenir borrando fragmentos de sus estatutos y programas.

Cinema Loop abusa de piezas fílmicas excesivamente monótonas, con demasiada cámara fija, motivos reiterativos y, en algunos casos, demasiado esteticistas. Sobresale una animación pictórica acerca de la historia china por Qiu Anxiong. Expanded Box no ofrece en esta ocasión manifestaciones superlativas de la tecnología aplicada al arte cercanas a los parques de atracciones y simuladores. A cambio plantea mundos híbridos, escenas siniestras e indagaciones de las relaciones en entornos virtuales como Second Life, aunque en cualquier caso no son destacables.

Un cambio radical se produce con la invitación por primera vez de una ciudad. El recurso de la invitación que buscaba hacer partícipes de la feria a otros países y fidelizar galeristas y coleccionistas extranjeros ha muerto por agotamiento. La presencia de la India en la edición pasada defraudó -como venían haciendo otros países-. Se abre el turno de metrópolis vivas artísticamente, y Los Ángeles lo es, con un mercado importante, unas instituciones museísticas interesantes -tanto como su modelo de gestión-, unas tendencias urbanas que suelen arraigar posteriormente en Europa, así como ciertos intereses y características compartidas por los artistas allí establecidos -también un imaginario propio- que posibilitan que hablemos del arte de la costa oeste. Sin embargo, el conjunto de galerías angelinas nos ofrece un escenario artístico discreto dominado por la abstracción. Sin duda esperábamos más. En el grueso de obras, al menos, disponemos de piezas de artistas míticos relacionados con California, como Sekula, Hockney, Pettibon y Baldessari, con magníficos y recientes ejemplos de estos dos últimos, especialmente los dibujos transgresores y procaces del primero.

En clave local, y volviendo al Programa general y a ARCO 40, las galerías malagueñas Alferedo Viñas y JM, han presentado stands rigurosamente fieles con sus discursos. Viñas deja meridianamente clara su atención a las distintas estribaciones de la abstracción, sumando a su nómina al joven Javier Martín. Expone igualmente un extraordinario políptico fotográfico de Juan del Junco con su personalísimo trabajo en torno a la ornitología y sus sistemas de clasificación, abriendo posibilidades evocadoras en el estricto cientifismo. JM, por su parte, evidencia en un potente stand con Matías Sánchez, Tea Mäkipää e Iván Pérez su valiente apuesta por temas tan emergentes (los sistemas educativos, el ocio actual o el medio ambiente) como otros indisolubles a la condición humana, así como una mirada ácida a la condición de pintor; todos ellos de un modo punzante e irónico y con proyectos multidisciplinares.

Del 17 al 21 de febrero Ifema Madrid

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