fiorella faltoyano. actriz

"Lo he disfrutado todo, incluidas las cosas de las que me he arrepentido"

  • La intérprete malagueña, protagonista de 'Asignatura pendiente' y 'Solos en la madrugada', recibió ayer en el Cervantes la Biznaga Ciudad del Paraíso en reconocimiento a su trayectoria

Fiorella Faltoyano, ayer, en la terraza del Hotel AC Málaga Palacio.

Fiorella Faltoyano, ayer, en la terraza del Hotel AC Málaga Palacio. / javier albiñana

Forjada en la escuela del Teatro ARA de la mano de Ángeles Rubio-Argüelles junto a Óscar Romero, Antonio Banderas, Miguel Gallego y demás aliados, Fiorella Faltoyano (Málaga 1949) ejerció de la musa del cine español de la Transición en películas como Asignatura pendiente (1977) y Solos en la madrugada (1979), ambas de José Luis Garci. Pero Faltoyano es, ante todo, una enorme actriz de cine, teatro y televisión que ayer recibió en la Málaga donde dio sus primeros pasos la Biznaga Ciudad del Paraíso del Festival de Cine.

-¿Qué balance hace desde el Teatro ARA hasta este premio?

-De vez en cuando hay que hacer balances, y a estas alturas mucho más. Este premio me tiene además en estado de alerta, en el sentido de que me está haciendo revivir un montón de cosas. Me gusta hacer balances pero provisionales, porque hasta que no se acaba tu vida pueden pasar cosas. Pero por otro lado, claro, hay que ser realistas. Con lo que llevo vivido mucha gente está ya en flashback, mirando más hacia atrás que hacia adelante, con la certeza ya asumida de que lo que queda por delante es cortito. Yo he tenido mucha suerte. Cuando salí de Málaga con mis ilusiones y con todo lo que aprendí de Ángeles Rubio-Argüelles, que me dio todo lo que necesitaba para empezar una carrera en la interpretación, yo quería que aquella carrera durara para siempre. Y ahora puedo decir que sí, que ha sido una carrera para siempre. Eso me hace feliz. Ha sido una carrera larga, de fondo. Con menos cosas de las que me habría gustado hacer, eso sí. Habría preferido contar hoy más y mejores trabajos. Pero no está mal. Le doy un ocho.

-Eso me recuerda, en una entrevista con Antonio Banderas...

-Que salió del Teatro ARA también. Te contaré una anécdota: yo me fui a Madrid en el 67 y Antonio debió ir tres o cuatro años más tarde. La verdad es que poco después de llegar empecé a hacer cosas, sobre todo en televisión. No es que me convirtiera en una estrella de la noche a la mañana, pero tampoco tardé en encontrar trabajo. Cuando Antonio decidió ir también a Madrid, su madre le recomendó que se llevara mi número de teléfono, por si le podía echar una mano si hacía falta. Pero no, nunca le hizo falta. De lo cual me alegro enormemente.

-...me dijo que mientras haya partido todavía tiene la esperanza de meter un gol por la escuadra.

-Hombre, claro. Es que él aún no ha llegado a la prórroga, como yo.

-Pero a veces es en la prórroga cuando se ganan los partidos.

-Eso es verdad.

-¿Echa de menos ser actriz en otro tiempo? ¿Empezar su carrera ahora, por ejemplo?

-No, en realidad no. A ver, ahora hay películas que me encantan, pero no veo en ellas ningún personaje que yo pudiera hacer ahora, tal y como soy, con mi edad y mi físico. Entonces, ¿qué tendría que pasar para que yo pudiera trabajar con estos nuevos directores? ¿Tener cuarenta años menos? Eso está jodido. Una siempre echa de menos la juventud y las posibilidades que te da tener menos edad, pero también pienso que ahora soy mucho mejor actriz que hace veinte años, aunque sea porque las experiencias vitales, salvo que seas completamente idiota, te dan más armas con las que enfrentarte a tu trabajo. Me da pena no tener la ocasión de emplear esas armas. Pero es lo que hay.

-¿Esa ausencia de papeles femeninos delata que la situación ha cambiado muy poco desde la cosificación de la mujer en el cine de la Transición?

-Claro, pero es que no tienes más que ver la cosecha de este mismo año, las películas que se han premiado en los Goya y las que han tenido más éxito. Los actores mayores, como José Sacristán o Juan Diego, siguen teniendo papelones en el cine. Independientemente de que se los merecen, porque son actores extraordinarios, dime qué mujeres de su edad, de setenta y tantos, pueden encontrar hoy papelones de la misma altura. La realidad habla por sí sola, no hace falta reivindicar nada.

-¿Alguna vez creyó que era la actriz que quería ser?

-Te diré una cosa con total sinceridad: incluso en aquellas cosas que después me arrepentí de hacer, las que acepté por razones alimenticias, he disfrutado cada día, cada rodaje, cada personaje y cada minuto de este trabajo. Por muy agotada que me encontrara, por muy poco que el personaje que estuviera interpretando me llenara, he disfrutado cada minuto de mi vida que he dado a este oficio. Una opta por este trabajo porque quieres hacerlo, no para hacerte rica, ni siquiera para dar de comer a tus hijos. En primera instancia, trabajas en esto porque es una pasión. Si luego encuentras la manera de que se perpetúe en el tiempo y te dé de comer, ¿cómo no vas a disfrutarlo? Yo lo he hecho, siempre, desde la primera frase que dije en el Teatro ARA, "Señora, señora, vengo muerta, he visto a un hombre saltar la tapia de la huerta", en el Tenorio, hasta la última de la serie de Carlos V. He disfrutado cada minuto. Eso sobra para justificar una dedicación.

-¿Da entonces por buenas las cosas de las que se arrepiente?

-Pues sí. Sobre todo, porque la vida no tiene marcha atrás. Es una tontería arrepentirse. Acepté determinadas cosas obligada un tanto por las circunstancias, y ya está. Los arrepentimientos, tanto en lo personal como en lo profesional, no sirven para nada.

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