Cultura

Tan dulce aroma a Shakespeare

  • La compañía Pata Teatro prepara el montaje de 'Mucho ruido y pocas nueces' que representará durante el mes de julio en el patio del instituto Gaona

Sin hacer más ruido del preciso, sin aspavientos ni presunciones fraudulentas, el ciclo de Clásicos en Verano que ofrece la compañía malagueña Pata Teatro se ha convertido en una cita imprescindible del calendario cultural estival de Málaga (ése que hace no mucho era una hoja en blanco y que ha ido adquiriendo en los últimos años valores bien interesantes) en sólo cuatro ediciones. Con el encantador patio dieciochesco del instituto Vicente Espinel (más conocido por todos los mortales como Gaona en honor de su calle) afirmado ya como sede estable de sus veladas nocturnas, los envites puestos hasta ahora sobre la mesa han tenido que ver con el Siglo de Oro español; pero si ya la puesta en escena de La Celestina el año pasado inspiró la idea de cierto cambio de rumbo, el menú escogido para el presente invita a visitar otras latitudes a priori distantes: la compañía representará Mucho ruido y pocas noches de William Shakespeare del 1 al 30 de julio, en un órdago maratoniano con funciones de lunes a sábado de un montaje dirigido por Josemi Rodríguez, con un reparto que incluye tanto a viejos conocidos del ciclo como algunos debutantes en el proyecto: el mismo Josemi Rodríguez y Macarena Pérez Bravo, miembros fundadores de Pata Teatro y autores de la versión armada a partir del original shakespeareano, actúan en compañía de Virginia Muñoz, Antonio Chamizo, Rocío Rubio, Carlos Cuadros, Miguel Guardiola y Víctor Castilla. Málaga Hoy visitó ayer a la compañía en un ensayo de la obra y pudo contrastar que el juego promete. Y mucho.

En la elección de Much ado about nothing ha pesado, claro, el cuatrocientos aniversario de la muerte del Bardo (Rodríguez y Pérez Bravo barajaron también algunos títulos cervantinos, aunque finalmente el de Stratford se llevó el gato al agua), pero también motivos propios de la compañía: "Aunque disfrutamos mucho con el Siglo de Oro, nos apetecía probar otras cosas. Nuestra propuesta, de hecho, es un ciclo de teatro clásico, lo que entraña un contexto muy amplio. Empezamos haciendo comedias y el año pasado con La Celestina quisimos comprobar si el público venía a vernos sólo para reír con lo que hacíamos o les llamaba la atención algo más; afortunadamente, La Celestina también funcionó muy bien y ahora nos apetece seguir indagando", explica Josemi Rodríguez. Macarena Pérez Bravo apunta: "Como compañía nos gusta arriesgar, que no sea todo lo mismo, porque para nosotros es muy importante sorprender al público; habrá quien venga predispuesto a ver un tipo de espectáculo, pero nos gusta pensar que todo el mundo encuentra algo con lo que no contaba". De cualquier forma, Mucho ruido y pocas nueces es, junto a Como gustéis, una de las comedias más españolas de Shakespeare, tal vez la que más puntos en común presenta con las obras más populares del Siglo de Oro, aunque el criterio a la hora de hacer la versión ha sido el mismo de siempre: "Los clásicos siempre imponen respeto; la clave está en tratar a los autores como si fuesen contemporáneos", señala Pérez Bravo, quien añade: "A partir de aquí lo adaptamos todo a los ocho actores del elenco y al espacio del patio del instituto, con rigor pero también con libertad. En esta ocasión incluso hemos añadido una escena de nuestra cosecha, que en el original sólo aparece evocada pero que nos parecía conveniente desarrollar". Rodríguez indica igualmente que el compromiso esencial de la compañía a la hora de trabajar textos clásicos es "la verdad. No nos gusta el teatro declamado ni engolado. Es posible hacer un texto del siglo XVII con la naturalidad expresiva de hoy, y de hecho nosotros lo hacemos".

La actriz Virginia Muñoz lo corrobora: "Parte del éxito de los clásicos de Pata Teatro se debe a que al público le gusta ver a gente normal hablando de forma rara. Esto es lo que hacemos nosotros". Muñoz regresa al ciclo después de haber superado una enfermedad que la obligó a retirarse del mismo el año pasado y lo hace a lo grande, encarnando a la criatura más adorable que jamás alumbrara la pluma de Shakespeare: la ingeniosa Beatriz, un personaje hecho a su medida que la intérprete considera "verdaderamente adelantada a su tiempo. Cada vez que ensayo el discurso que hace sobre los hombres, tengo la sensación que estoy hablando en representación de todas las mujeres del mundo". También regresa Miguel Guardiola, a quien el personaje de Leonardo encaja como un guante. Quien todavía albergue dudas sobre la calidad de la escena local debería verlo. La fiesta está asegurada.

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